Fue la madrugada (mexicana) de la gloria de Verstappen y la gran oportunidad para que Checo Pérez deslumbrara en el majestuoso circuito de Suzuka. Los mexicanos, los fieles creyentes de su piloto, vivieron con insomnio la carrera de Fórmula 1 en Japón que se paralizó por la lluvia y las erráticas decisiones de las autoridades. Tras dos horas sin saber si habría carrera, hubo competencia. Y vaya competencia. El neerlandés ganó para proclamarse bicampeón. Y Pérez se quedó con el segundo lugar tras aprovechar un fallo de Leclerc en los últimos metros antes de la meta para darle a Red Bull un festejo por lo alto.
En Suzuka, el mexicano encendió los motores a toda fuerza desde la cuarta posición. El problema que se presentó en la pista era, como la semana pasada en Singapur, la lluvia. Y menuda arrancada: Sainz y Albon quedaron fuera de la carrera, Verstappen cuidó el primer lugar frente a Leclerc y Pérez logró subir una posición. Con apenas tres vueltas, las autoridades mostraron la bandera roja para limpiar la pista y los pilotos se resguardaron.
El parón obligatorio no era una exageración porque los pilotos tenían poca visibilidad, una grúa entró al circuito por el Ferrari de Sainz, lo que significó un incidente grave en estos tiempos en la Fórmula 1. “¿No está claro que no queremos ver nunca una grúa en la pista?”, lanzó Pérez en la comunicación por radio. “Lo que pasó hoy es totalmente inaceptable. Espero que esta sea la última vez que veo una grúa en la pista”, agregó minutos después.
