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28 de marzo de 2024 10:18 am
DE: Decreto

DE: Decreto

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Por Alejandro Villegas…


La determinación del ciudadano presidente de reactivar los eventos masivos, a partir del 20 de noviembre, una vez que todos los contemplados en el plan nacional de vacunación, hayan recibido al menos una dosis, resulta más que arriesgada.
Se trata de un mensaje nocivo, si se toma en cuenta que la pandemia de COVID-19 aún no ha sido controlada y hay expectativas sobre el surgimiento, en el mediano plazo, de una cuarta y hasta una quinta ola de contagios.
La determinación del ciudadano presidente equivale a superar con un decreto verbal la pandemia de COVID-19 y, en paralelo, invitar al pueblo bueno a retomar sus actividades normales, sin mayor preocupación, por más que se insista en la necesidad de mantener las medidas de prevención y sana distancia.
Falta ver si en el plano social, la ciudadanía se anima y le toma la palabra al ciudadano presidente para superar el miedo a los contagios, respaldada por supuesto en los exhortos que buscan minimizar al máximo, el riesgo de que la pandemia retome fuerza.
En tanto que la vacunación de los menores de 18 años, aún se aprecia lejana y el incremento en el número de decesos por COVID-19 continua en aumento, aunque en menor medida.
No cabe duda, el ciudadano presidente está urgido de que la ciudadanía retome las actividades económicas y sociales, para levantar la bandera blanca y asumir que la 4T logró superar la pandemia.
Pero en los hechos, sin duda la ciudadanía tiene la última palabra y por supuesto, la evaluación final de las determinaciones que se toman desde Palacio Nacional.
En el plano externo, la experiencia internacional y los señalamientos de organismos internacionales, apuntan a un escenario de prevención y cuidado, contrarios a la visión del ciudadano presidente.
Amenaza
El ciudadano presidente señala que no se trata de una amenaza, pero anticipa que los legisladores que no voten a favor de la reforma energética, serán exhibidos.
Lo que en pocas palabras se traduce en una abierta amenaza, que en realidad resulta innecesaria. El ciudadano presidente trata de amedrentar al Legislativo y someterlo, con declaraciones enfocadas en el chantaje tan infantil, como innecesario.
Ello, porque desde hace años, el tablero electrónico permite conocer a quienes siguen las sesiones del Legislativo el sentido del voto de cada representante social.
Además, el ciudadano presidente pretende ignorar que los legisladores bajo ningún escenario están obligados a aprobar las iniciativas del Ejecutivo, sin cambiarles ni una coma. Por algo existen las normas y el equilibrio entre Poderes.
Sin duda el ciudadano presidente busca sometimiento, antes que entendimiento, con el Legislativo.

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