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26 de diciembre de 2024 10:03 am
HISTORIAS EN EL METRO: NOPALITO PELÓN

HISTORIAS EN EL METRO: NOPALITO PELÓN

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Por Ricardo Burgos Orozco

Cuando trabajaba en Grupo ACIR radio, me enviaron a cubrir en 1983 la obra de teatro “EL Rey León” en un pequeño foro en La Casa del Periodista en el Eje Central Lázaro Cárdenas. Lo interesante de esa puesta en escena es que participaba Rubén Olivares, uno de los mejores boxeadores mexicanos de todos los tiempos.

Iba con la idea de hacer una entrevista chusca porque el campeón tenia fama de chistoso y alburero. Sin embargo, me llevé un gran chasco porque el hombre contestaba a las preguntas con mucha seriedad, incluso cuando le hablé de su fama de parrandero. Me comentó que eso ya había pasado y trataba de hacer una vida diferente alejado de las malas compañías; eso sí, se le iluminó el rostro cuando platicó de la colonia Bondojito, de donde es originario.

Recuerdo que durante la entrevista traía puesto su traje de león con el cual tomaba parte en la obra. No percibía ningún sueldo, pero se comportaba muy profesional y hacía reír a chicos y grandes con sus ocurrencias.  

Recordé esa entrevista porque me tocó viajar hace poco a la estación Bondojito de la Línea 4 del Metro, que transita desde Santa Anita a Martín Carrera. Es una ruta elevada entre Talismán, Bondojito, Consulado, Canal del Norte y Morelos; por supuesto no dejé de pensar en el accidente del pasado 3 de mayo en la estación Olivos de la Línea 12 cuando se desplomó un tren provocando decenas de víctimas.

La Bondojito es cuna de grandes boxeadores; Rubén Olivares, apodado “EL Púas”, es el más importante. En la actualidad tiene 74 años y vive modestamente con un pequeño gimnasio en Ciudad Nezahualcóyotl. Debutó en el boxeo profesional a los 17 años de edad; fue campeón mundial en las categorías gallo y pluma. Después de retirarse en 1988 se dedicó a la actuación por un tiempo; participó principalmente en películas de “ficheras”, que estuvieron de moda en esa época.

Leí un reportaje muy bueno en el periódico La Jornada del 27 de enero de 2017, firmado por Carlos Hernández, en el cual reseña que en ese tiempo, Olivares se instalaba en un puesto en La Lagunilla para ofrecer al mejor postor sus reliquias de campeón: cinturones, anillos y cuadros de madera tallados por él, aunque aseguraba no estar en bancarrota.

La estación Bondojito se inauguró el 29 de agosto de 1981, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero. En lengua otomí Bondojito significa “nopal pequeño pelón” y por eso su iconografía es una penca de ese cactus.    

Aunque está en uno de los barrios más populares de la Ciudad de México, Bondojito tiene poca afluencia de pasajeros con un promedio de 29 mil usuarios por día. Cuando la visité, casi no había gente en los andenes y estaba muy tranquilo en las calles de los alrededores.

Ya de regreso, iba recordando nuevamente a Rubén Olivares y a otros campeones de boxeo que eran mis ídolos en los años setenta como Carlos Zarate, Ultiminio Ramos, Vicente Saldívar, Rafael Herrera, Pipino Cuevas, José Ángel “Mantequilla” Nápoles, entre otros. Muy buenos tiempos que nunca volverán.   

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