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23 de noviembre de 2024 8:28 pm
“Los hospitales están llenos”, asegura enfermera que atiende pacientes COVID

“Los hospitales están llenos”, asegura enfermera que atiende pacientes COVID

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La tercera ola de covid-19 ya es una dura realidad en los hospitales mexicanos, algunos de los cuales resienten una ocupación del 100 %, mientras el Gobierno le resta importancia y confía en que el avance de la vacunación frene la mortalidad de la pandemia.

“No la estamos sintiendo, no. Estamos sufriendo la tercera ola. Los hospitales están llenos y nadie dice nada”, explicó este viernes a Efe una enfermera que atiende a pacientes de coronavirus en la capital y que prefiere mantener su anonimato.

 México registró en la última jornada 19.223 contagios nuevos de covid-19, unas cifras que no se veían desde el pico de la segunda ola en enero, y acumula 2,8 millones de contagios y 240.000 decesos confirmados, la cuarta cifra más alta del mundo.

HOSPITALES LLENOS DE NUEVO

El repunte comenzó en mayo en las zonas turísticas y se ha ido extendiendo por todo el país, donde se están llenando los hospitales de nuevo y se repite la incesante llegada de ambulancias.

“Hemos detenido los ingresos al hospital porque ya no tenemos una sola cama”, añadió la enfermera.

Hace un mes estaban ocupadas solo el 14 % de las camas de atención general y el 17 % de las camas de terapia intensiva, pero ahora la ocupación nacional es del 44 % y del 38 %, respectivamente.

De los 32 estados del país, Nayarit, Colima, Ciudad de México y Durango están en alerta roja por ocupaciones superiores al 70 %, y otros nueve están en alerta amarilla por rebasar el 50 %.

Diego Ramírez merodea nervioso por los alrededores del Hospital Venados de la capital mexicana, uno de los que ha colgado el cartel de completo, a la espera de que le permitan hacer una videollamada con su esposa, Felipa, ingresada desde hace una semana.

“Ya tenía muy grave el covid. Tiene problemas de asma, de respiración y le falta oxigenación. Está un poquito complicada nuestra situación”, explicó apenado.

Su esposa, de 57 años, se contagió a pesar de que “se cuidaba mucho” y ahora está “muy delicada”.

“Vamos a salir de esta”, es lo último que Diego le dijo agarrándole de la mano.

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