El Gobierno de México presentó una iniciativa para establecer una jornada laboral de 40 horas semanales, planteada por el secretario del Trabajo, Marath Bolaños, durante la conferencia matutina. La propuesta busca incorporar este ajuste en la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo, con el fin de garantizar un derecho laboral que permita un equilibrio más amplio entre la vida personal y profesional. El planteamiento subraya que la reducción no afectará sueldos, salarios ni prestaciones, y también introduce la prohibición de horas extras para menores de edad.
La iniciativa integra un proceso gradual que inicia en 2026. El proyecto marca una ruta que disminuirá dos horas por año hasta llegar a las 40 horas en 2030. Durante el anuncio, se reiteró que las empresas deberán mantener un registro electrónico de las jornadas para supervisar el cumplimiento del nuevo marco laboral. Esta herramienta permitirá documentar horarios y reforzar la fiscalización del tiempo efectivo de trabajo.
El plan establece un calendario que inicia el 1 de mayo de 2026, fecha prevista para la entrada en vigor de la reforma tras su aprobación legislativa. A partir del 1 de enero de 2027, comenzará la primera reducción, que ajustará la jornada a 46 horas semanales. La transición seguirá de la siguiente manera:
2028: 44 horas
2029: 42 horas
2030: 40 horas
La reforma define límites más estrictos para evitar jornadas excesivas. Entre trabajo ordinario y extraordinario no se permitirá superar 12 horas en un solo día. Además, se amplía la posibilidad de laborar entre 9 y 12 horas extras por semana, siempre de manera voluntaria. Este tiempo se podrá distribuir en periodos de hasta cuatro horas diarias por un máximo de cuatro días. También se agrega un tope de cuatro horas triples, una figura que no existía en la legislación vigente.
Desde junio hasta noviembre, el Gobierno sostuvo más de 40 mesas de diálogo con representantes del sector empresarial, sindical, académico y de la sociedad civil. Participaron alrededor de 2 mil personas, con el fin de construir consensos y evaluar los efectos de la reforma. Durante la presentación, se destacaron estudios de la Organización Internacional del Trabajo, que identifican beneficios en materia de salud, seguridad y bienestar derivados de una reducción de jornadas prolongadas.
La OIT señala que una jornada más corta disminuye fatiga y accidentes laborales, mejora el autocuidado y reduce riesgos de enfermedades cardiovasculares. También favorece el fortalecimiento de la vida familiar y la recuperación física y emocional. El gobierno estima que sectores como la industria manufacturera, el comercio y los servicios de alojamiento serán algunos de los más beneficiados por la nueva estructura de tiempo de trabajo.
El planteamiento propone un entorno laboral más equilibrado, con jornadas dignas y una distribución más justa de las horas de descanso, como parte de una política pública que busca elevar la calidad de vida de las personas trabajadoras.
