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11 de octubre de 2025 10:46 pm
María Corina: la lección y el desafío

María Corina: la lección y el desafío

El Premio Nobel de la Paz 2025 para María Corina Machado es el reconocimiento a la resistencia de una mujer política ajena a los códigos de las bravuconadas latinoamericanas.

Porque el carisma de la líder opositora venezolana se sustenta en la serenidad, la valentía con templanza frente al tirano y en un evidente talento de comunicación con sus representados.

En una nación que perdió su normalidad democrática con los gobiernos de Hugo Chávez, la galardonada aprendió a sortear las trampas del populismo autoritario para reivindicar el valor civil de la ciudadanía en contraposición a las clientelas de las dádivas del poder.

Por ello, este Premio a una perseguida política lo es para las personas que, en la preservación de sus libertades, son hostigadas y encarceladas.

Y es que la Academia que ha inmortalizado a quienes sin violencia construyeron un mundo incluyente, se pronunció por visibilizar en esta ingeniera industrial la fuerza pacificadora que tienen los ciudadanos cuando afrontan los abusos del poder.

Al anunciar el Premio, Jorgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego, declaró: “María Corina ha demostrado que las herramientas de la democracia también son herramientas de la paz”.

Explicó que los laureados por el Nobel encarnan coraje e integridad y que al incorporar a María Corina reconocen “a los valientes defensores de la libertad que se levantan y resisten”.

Porque ahí donde fueron exaltados la Madre TeresaMandelaRigoberta MenchúAlfonso García RoblesOscar AriasJuan Manuel Santos y sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, esta vez la Academia quiso decirnos que oponerse a la destrucción de la democracia significa construir la paz.

Hubo de parte de Frydnes un subrayado sobre la galardonada: “A pesar de las graves amenazas contra su vida, se ha quedado en el país, una decisión que ha inspirado a millones de personas”. Y es que Machado recibió desde la clandestinidad, en algún lugar de Caracas, el anuncio que, con voz quebrada, le hizo el secretario del Comité, Christian Bardin, quien se emocionó aún más cuando escuchó la exclamación de incredulidad de María Corina.

“Oh, Dios mío”, repite la líder opositora que logra recuperar el aliento para comentar que recibe la noticia como un reconocimiento a la movilización de la sociedad venezolana de la que ella es parte.

Con las actas electorales en mano, María Corina demostró ante las máximas instancias multilaterales el fraude que Nicolás Maduro cometió contra los millones de venezolanos que votaron echarlo.

Veinte años atrás, esta hija de un empresario de la siderurgia buscó la revocación de mandato de Chávez, quien aplicó el manual del autoritarismo, acusándola de conspiración.

En 2010 se convirtió en la parlamentaria más votada que se atrevía a increpar al gobernante, insertándose en la oposición partidista que representaron en la década anterior Leopoldo López y Henrique Capriles.

Víctima del ABC del populismo antidemocrático de la región, a María Corina la desaforaron y, para evitar que compitiera por la Presidencia, la inhabilitaron. Pero ella le dobló la apuesta a Maduro, convirtiéndose en la promotora del candidato Edmundo González.

La ilegitimidad del gobernante venezolano quedó al desnudo por el movimiento Vente Venezuela que Machado lidera.

Cuando María Corina le pidió a México dejar la neutralidad y sumarse a las gestiones de Brasil y Colombia para condenar el fraude, López Obrador se cobijó en la no intervención y, en enero, la presidenta Sheinbaum convalidó a Maduro enviando a su toma de protesta al embajador Leopoldo de Gyvés de la Cruz.

Interrogada sobre el anuncio del Nobel de la Paz, la mandataria mexicana soltó un “Sin comentarios”, añadiéndose a los líderes que descalificaron el reconocimiento, padeciéndolo o acaso considerándolo una afrenta.

En el extremo, otras organizaciones aplauden el Premio como un trofeo ideológico, ignorando que el otorgarlo a Machado entraña un cuestionamiento a la polarización de cualquier signo y a las ofertas que, para concretarse necesitan excluir a los diferentes, a la oposición, a las minorías, a los adversarios, a los críticos del poder y contar sus éxitos en blanco y negro, entre buenos y malos.

María Corina colocó a la reconciliación en el centro de su oferta e hizo política en las calles, mirando a los ojos a los ciudadanos de todas las clases sociales, traduciendo las heridas que la destrucción de la democracia deja en el acontecer cotidiano.

Mucho tenemos que aprender en México de la líder que en 2024 ofreció al mundo una lección inédita en la defensa de la democracia electoral como la vía ciudadana para hacer valer los derechos humanos. Sus lecciones importan para las oposiciones que se afanan más en golpearse entre sí que en hacer política en las calles. También conllevan un mensaje para quienes, desde el gobierno, olvidan que la legitimidad no admite estafas contra la libertad y que ésta siempre encuentra resquicios para manifestarse.

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