DE: Negociación

Por Alejandro Villegas…
Las negociaciones en torno a la entrada en vigor de los aranceles al acero y el aluminio que se llevan a cabo, recuerdan que no todo está superado, en tanto que comportamiento de las bolsas de valores ponen de manifiesto la importancia de tomar en cuenta sus indicadores en la toma de decisiones.
No todo es miel sobre hojuelas, ni puede cantarse victoria a partir de una unidad y discurso cuyos efectos están, por más que se pretenda ignorar al comportamiento de los mercados y las decisiones de los inversionistas.
La caída de las bolsas de valores de México y Nueva York, en principio sería un desastre.
Los mercados perciben el riesgo de una eventual recesión de las finanzas estadounidenses, a pesar de que el ciudadano presidente 47 esté consciente de los riesgos que representa por un lado la imposición de aranceles y por el otro, la modificación de la economía y la producción.
Las pérdidas, evidentemente, se pueden recuperar en días o en horas, pero lo trascendente y que no se puede dejar de lado es el peso que el comportamiento los mercados, inversionistas y empresarios tienen y tendrán, sobre las decisiones que habrá de adoptar el ciudadano presidente 47 en las semanas y meses por venir.
En los hechos, sin la menor duda esos elementos tienen un mayor peso que los discursos de soberanía e independencia, así como todos los planes aún desconocidos que se puedan poseer.
Y por supuesto, de las interpretaciones y contenido del Tratado Trilateral de Libre Comercio.
En consecuencia, hay que apreciar que los argumentos de peso y las negociaciones duras, en materia de economía, no dependen en gran medida de reuniones oficiales por más estridencia que se les quiera imprimir.
Entrega
Pasada la euforia de la deportación de 29 objetivos prioritarios a la justicia estadounidense, solo resta saber cómo de manera paulatina una vez que se abrió la puerta, comienzan a ser entregados de manera sistemática otros objetivos, sin que pasen la aduana de la extradición.
Una acción que se traducirá en el cumplimiento de un compromiso no reconocido como tal.