DE: Resignación

Por Alejandro Villegas…
Con el argumento de que trató de una decisión del Senado, la ciudadana presidenta le dio vuelta a la página a la reelección de Rosario Piedra Ibarra al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Y de paso, marcó de manera directa distancia de esa decisión por lo que no la asumió como propia, sino endosada totalmente al Senado y a quién desde la distancia operó para que lo que parecía imposible, fuera posible.
En el fondo, es claro que no celebró la reelección, pero no se atreve a cuestionar el fondo.
Evidentemente, es más que claro quien mantiene el control sobre las decisiones que se toman no solo en el Legislativo sino en el país, y no está dispuesto a ceder un ápice de manera voluntaria.
De ahí que, en apego a las indicaciones dictadas, la ciudadana presidenta se apegue a ellas.
Todo indicaba que la elección de un nuevo titular al frente de la CNDH representaba una oportunidad, para que la ciudadana presidenta comenzara a colocar sus piezas, pero queda claro quien controla el tablero de la política nacional.
Rosario Ibarra Piedra fue con mucho la aspirante peor evaluada, pero contó con el único aval que requería para que se movieran a la distancia los hilos que inclinaron la balanza a su favor.
Seguridad
Una nota diplomática y no auto critica fue la respuesta que recibieron los cuestionamientos del ciudadano embajador de Estados Unidos en México sobre la política en materia de combate al crimen organizado de la pasada administración.
La defensa a ultranza prevalece sobre todo razonamiento crítico, a pesar del panorama que se observa.