DE: Desvirtuación

Por Alejandro Villegas…
La finalidad del debate que no es otra que el contraste público y abierto de ideas y planteamientos, sigue desvirtuada.
Los propagandistas y pretendidos ideólogos de la mercadotecnia política insisten en presentarlo como un ejercicio en donde hay un ganador, bajo criterios subjetivos e indefinidos.
De hecho, no hay un parámetro que permita apreciar con claridad, al menos al momento, quien gana en un debate, porque no se ha planteado con esa finalidad.
De ahí que resulte por demás inadecuado que se trate de vender la idea de que alguno de los participantes ganó el debate.
Pero es más que preocupante que haya sectores sociales que compren esa percepción que es contraria a la finalidad del debate que es la información y el contraste de planteamientos de cara a la sociedad, para que el votante potencial cuente con elementos para normar su criterio.
Un espacio de información que ha sido desvirtuado por la descalificación y los infundios.
Si se trata de ganar, lo esencial sería que se establecieran parámetros que permitan apreciar como en cualquier contienda quien gana o pierde, o en su caso quienes fungirán como jueces y la forma en la que normarán su criterio.
Fuera de ahí todo es mera parafernalia de los pretendidos gurús de la mercadotecnia política.
Formato
Lo importante es cambiar el formato de los debates, sino lograr que se enfoquen en la exposición de ideas, para evitar que el grueso del tiempo se dedique a la descalificación y la denuncia que no llegan más allá, por desgracia, del momento en que son expresadas.
En todo caso, para ser claro lo urgente es evitar la degradación del discurso para superar el nivel de pleito de comadres que se vivió en el primer debate.