Tuvo la quinta de la temporada de la reapertura en la cornada de Héctor Gutiérrez su punto de inflexión. El viaje certero del astado de Villa Carmela tiñó de sangre una faena entregada y de mano baja del mexicano, uno de los nombres de la temporada. En sitio donde los pies queman, Héctor Gutiérrez pagó con sangre su buen concepto del toreo. Alejandro Talavante fue el otro nombre de la tarde y sólo el acero le impidió salir por la Puerta Grande. Dos faenas de tono creciente y de creatividad absoluta. Compromiso de El Payo que tuvo que estoquear tres astados, pero el deslucimiento de los mismos mantuvo siempre el mismo tono.
Con una larga cambiada recibió Héctor Gutiérrez al tercero, un astado serio y bien presentado, al que el mexicano quitó por ajustadas gaoneras en el centro del ruedo que llegaron mucho al tendido. Comenzó Gutiérrez su faena de muleta con un pase cambiado, antes de dejar muletazos de mano muy baja, con mucha entrega y muy ceñidos. Varias series tuvieron mucha rotundidad. Sin embargo, el astado fue perdiendo celo en su embroque. En uno de esos cites en el sitio de máximo riesgo, el astado lo cogió de manera certera en la cara interna del muslo derecho. La hemorragia fue inminente y abundante. A pesar de querer mantenerse los ruedos, tuvo que ser trasladado a la enfermería entre gritos de ¡Torero, torero!
Abrió plaza un toro serio, cuajado y de buenas hechuras, al que le costó mucho entregarse. Alejandro Talavante cuajó una faena que siempre fue a más con dos partes diferenciadas. Un inicio de muletazos sueltos en línea curva con el toro embistiendo de manera descompuesta, sobre las manos y con el pitón de afuera. Y otra, exigiendo más al astado a base de buscar siempre el pitón contrario, ganando los pasos. Llegó con más vibración ésta a los tendidos. Tras una estocada, paseó una oreja.
Alejandro Talavante recibió con faroles y delantales al cuarto, un toro que tuvo una embestida corta de recorrido y poca humillación, que tuvo siempre querencia hacia los adentros. El extremeño cuajó una faena entregada y creativa, aprovechando siempre las querencias. Los tendidos vivieron con interés una faena que siempre contó con su aprobación. El final por luquesinas puso en pie al público. Sin embargo, varios pinchazos emborronaron una actuación y la posibilidad de cortar algún trofeo. Saludó una ovación.
Cuajado fue el quinto, un toro bien presentado de Villa Carmela que estuvo muy justo de fuerzas. En una faena esforzada, El Payo consiguió sujetar al astado y conseguir muletazos de bello trazo en el tramo final, dando todas las ventajas al toro en los terrenos de cercanías. Dejó una estocada que necesitó un golpe de verduguillo.
De manera arrebatada con un pase cambiado por la espalda comenzó El Payo su faena al sexto tras el percance de Héctor Gutiérrez. Un toro de embestida corta, de poca entrega y transmisión. El mexicano volvió a dejar una faena de largo metraje y sumo esfuerzo en busca del lucimiento y del fondo del astado. Varios muletazos antes de dejar media estocada al segundo intento.
No gustó a los tendidos de salida el segundo. Alto de hechuras, largo, con menos cuajo y de poco perfil. Las protestas por su fenotipo se acrecentaron por la falta de fuerzas y de entrega del astado. Octavio García ‘El Payo’ brindó la faena al público, pero, poco pudo hacer ante la falta de emoción de las embestidas. Estocada trasera y atravesada que necesitó de un golpe de verduguillo.
