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17 de mayo de 2024 1:37 am
DE: Ministra

DE: Ministra

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Por Alejandro Villegas…
Con el arribo de la ciudadana Lenia Batres como ministra al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la división se hizo más profunda.
Su primer discurso no deja lugar a dudas, porque deja entrever que su posición se centra en el aspecto político no en el legal.
Desde esa perspectiva aprecia que el Máximo Tribunal de la nación pasa sobre la Constitución, dejando de lado que su principal misión como ministra es aplicar las normas y leyes, así como velar por el cumplimiento de la Carta Magna de México.
Son los partidos quienes con su desorden han propiciado que la SCJN tenga que tomar cartas en la resolución de asuntos políticos y los legisladores quienes, al actuar de manera precipitada, y sin respetar las normas quienes han propiciado su intervención.
El discurso de la nueva togada es de corte efectista y con marcados tintes políticos, al tiempo que busca asumirse desde el discurso como “ministra del pueblo”, tratando de abrogarse un papel que les corresponde a todos los ministros que están en el Pleno como representantes de la sociedad.
Por donde se vea el discurso de la recién ungida ministra tiene un marcado tinte político y dista mucho de los aspectos legales, aunque trata de ajustar el discurso para proyectar una imagen distinta.
No cabe duda, que la división de opiniones al interior del Pleno de la Corte se hará más que evidente, ahora sólo falta que la ciudadana Lenia Batres trate como seguramente lo hará de llegar en algún momento a la presidencia del máximo tribunal del país.
Migrantes
A más de cinco años de distancia es más que evidente que las promesas realizadas como candidato, en torno al tema de la migración, por el hoy ciudadano presidente, no fueron cumplidas.
Las expresiones relativas al trabajo y el otorgamiento de visas, así como el pretendido programa para combatir las causas de la migración, son otro tema incumplido.
El país está prácticamente invadido por migrantes, cuya presencia representa un enorme costo social y económico, pero el ciudadano presidente mantiene una sonrisa que le envidiaría el más avezado jugador de póker.

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