DE: Convencimiento

Por Alejandro Villegas…
El ciudadano Ricardo Monreal regresó al Senado para tratar de convencer a sus pares de los partidos de oposición de la conveniencia de que sean ellos quienes elijan a la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y no el ciudadano presidente.
La acción se traduce en una suerte de esquirolaje legislativo en donde el ciudadano senador trata de convencer a los opositores para que ante inevitable tomen la decisión que mejor les convenga.
Y con ello eviten un desgaste innecesario
En los hechos puede tener razón porque, a fin de cuentas, en ciudadano presidente terminará por designar a un nuevo integrante del máximo tribunal del país, a modo, porque así se lo permite la Constitución.
Pero en el fondo sería moral y éticamente inconveniente para la oposición jugar el papel de una suerte de comparsas obligados.
Los opositores tienen ante si la posibilidad de demostrar de manera abierta que quien llegue al máximo tribunal no reúne los requisitos necesarios y lo hará por una imposición legal por parte del ciudadano presidente.
Situación que debiera bastar para que la propuesta legitima, porque tiene todo el derecho de presentarla, del ciudadano senador Ricardo Monreal no fuera atendida, porque ello equivaldría a aceptar que encontraron en la argumentación fácil, el recurso que requieren para doblarlos, en todos los temas que aún están por definirse.
Si el ciudadano presidente quiere un ministro a modo y tienen trazada la ruta del agotamiento del proceso que lo haga y que su estrategia quede exhibida.
Pero que los integrantes de la oposición conserven la dignidad.
En el fondo, diría un clásico, los quieren chamaquear.
Mensajes
Los mensajes que se difunden en uso de los tiempos oficiales, para no pocos ciudadanos representan una evidente molestia, al igual que el incesante bombardeo que se realiza en redes sociales.
Por fortuna, siempre tendrán la posibilidad de bajar el volumen o cambiar de canal en tanto transcurre el bloque de anuncios.
A fin de cuentas, frente al derecho de partidos y candidatos potenciales de emitir mensajes, está el derecho de la audiencias a no escucharlos.
Y ello se refleja evidentemente en el fortalecimiento del abstencionismo.