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24 de noviembre de 2024 8:41 pm
Urge garantizar que mujeres estudien en entornos libres de violencia: Olga Sánchez Cordero 

Urge garantizar que mujeres estudien en entornos libres de violencia: Olga Sánchez Cordero 

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  • Advierte que las redes sociales incrementan las agresiones en contra de niñas, niños y adolescentes 

     

En el ámbito escolar se presentan casos en los que se vulneran múltiples derechos humanos, como la violencia en contra de las mujeres, que interfiere en el desarrollo, autonomía y bienestar de las estudiantes, advirtió la presidenta de la Comisión de Justicia, Olga Sánchez Cordero.  

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, que realizó el INEGI, 32.3 por ciento de las mujeres de 15 años y más, que han asistido a la escuela, experimentó algún tipo de violencia a lo largo de su vida como estudiante. 

La senadora agregó que 18.3 por ciento de ellas sufrió violencia física; 17.9 por ciento agresiones de tipo sexual; y 17.5 por ciento psicológica. Además, las victimas señalaron que los agresores fueron: 43.4 por ciento, compañeros; 16.8 por ciento, maestros; y 13.6 por ciento, compañeras. 

Durante el foro virtual “Mujeres por una Vida Libre de Violencia Escolar”, Sánchez Cordero consideró que las y los senadores tienen la tarea de coadyuvar a garantizar la seguridad en las escuelas y centros educativos, para que las mujeres puedan estudiar en un entorno libre de violencia.  

La legisladora detalló que entre las agresiones en contra de las estudiantes están los castigos corporales, abusos sexuales, ciberacoso, riñas y violencia psicológica, cometidas por compañeras y compañeros, maestros y autoridades educativas. 

Consideró que es un tema preocupante, porque las redes sociales posibilitan nuevas formas de violencia. Antes, dijo, si las manifestaciones en contra de estudiantes se ejercían en la escuela, paraban al llegar a casa. 

Pero con las herramientas tecnológicas, advirtió, la violencia digital que es perpetrada desde el ámbito escolar, persigue a niñas, niños y adolescentes. “Es una agresión que las acecha a cualquier lugar al que vayan, aún si cambian de escuela, de ciudad o de país”. 

Sánchez Cordero recordó que presentó una iniciativa para sancionar la práctica denominada deepfake, que altera las imágenes y rostros de personas haciéndolos pasar por verdaderos, y que se emplea para generar contenido violento, violencia sexual o pornografía. 

“La educación se ha convertido en el refugio de la sociedad contra el patriarcado y la ideología machista, ayuda a cambiar paradigmas para asegurar un mejor mañana para las generaciones venideras. Si queremos que niñas, niños y adolescentes tengan un mejor futuro, es necesario asegurar que todos, especialmente las mujeres, estén seguros en los centros de estudio”.  

Julieta Yadira Islas Limón, directora de la facultad de Medicina y Psicología de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), dijo que la violencia escolar es un reflejo de la descomposición de la sociedad. Afirmó que se deben considerar las condiciones de género, pues la desigualdad y las prácticas sociales reproducen situaciones de violencia. 

La académica indicó que existen factores escolares claramente identificables que ponen en riesgo a las comunidades escolares, como la tendencia a minimizar la gravedad de las agresiones, el ignorar la diversidad y la ineficiencia de la respuesta ante los actos violentos que se producen en centros educativos. 

A su vez, Deysy Margarita Tovar Hernández, profesora e investigadora de la UABC, señaló que cuando se analiza la violencia escolar no se puede partir de un “piso parejo”, pues la condición histórica de las mujeres las sitúa en un lugar de desventaja, “porque siempre han luchado contra la desigualdad derivada del sistema patriarcal”. 

En ese sentido, denunció que las agresiones contra este sector de la población se agudizaron con la pandemia por Covid-19, pues el confinamiento trajo desventajas en el desempeño de este sector poblacional. 

Tovar Hernández subrayó que esta situación aumentó la violencia cibernética, lo cual generó un impacto negativo en el bienestar y aprendizaje de mujeres, niñas y adolescentes. 

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