DE: Marcha

Por Alejandro Villegas…
Independientemente de sus dimensiones, lo que demostró la marcha del domingo 26 de febrero es que si hay oposición en el país.
Y que por supuesto, no todas ni todos los mexicanos están de acuerdo con la forma en la que el ciudadano presidente conduce el país.
El ciudadano presidente puede tratar de minimizar las consecuencias, pero lo evidente con toda suerte de calificativos y argumentos que buscan desvirtuar la intención de la marcha, pero lo evidente es que si hay oposición en el país.
Como muestra de ello, ayer quedo en claro que nadie llamó al retroceso, ni hubo una sola palabra en defensa de los ciudadanos Alejandro García Luna o Felipe Calderón.
Nadie defendió, en lo particular a partido alguno, con lo que su discurso expresado en los días previos se vino abajo.
El único tema fue el INE, el voto y la democracia, así de claro.
A estas alturas del partido, lo evidente es que el ciudadano presidente concluirá su gestión dentro de alrededor de 18 meses, en medio de un discurso en donde seguirá apreciando fantasmas y vendiendo al pueblo bueno la idea de una transformación y la actuación de fuerzas conservadoras que sólo él y su claque aprecian.
Perú
La determinación de la ciudadana presidenta de Perú de retirar a su embajador, como resultado de la abierta acción injerencista del ciudadano presidente, era más que lógica.
En la esfera internacional México se aprecia como la única nación que defiende a capa y espada al ciudadano ex presidente de Perú Pedro Castillo.
Y en el extremo, el ciudadano presidente se atreve a calificar como espuria a la ciudadana presidente de Perú, ignorando el hecho irrefutable de que fue designada por el Congreso de su país, para ocupar el cargo, y no llegó por la vía de un golpe de estado, o un fraude electoral.
Pero eso es algo que no le interesa al ciudadano presidente quien está empecinado, como en todos los temas, en imponer su voluntad, como si fuera poseedor de la verdad absoluta.