El último viernes 25, la dignataria Dina Boluarte -en conjunto con el primer ministro Alberto Otárola y la canciller Ana Gervasi-anunció una medida desde el Ejecutivo tras los descalificaciones que recibió desde México.
“He dispuesto el retiro definitivo de nuestro embajador en los Estados Unidos Mexicanos y, de esta manera, las relaciones diplomáticas entre Perú y México quedan formalmente a nivel de encargado de negocios”, manifestó.
Previamente, su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la tildó de “espuria” y otros calificativos en medio de su constante injerencia -desde diciembre último- en los asuntos internos del Perú.
Al respecto, el excanciller Miguel Rodríguez Mackay sostuvo que era “evidente que esto ocurriese frente a un discurso de absoluta inconsistencia y vituperio”, de parte de AMLO, pues el mandatario no solo apuntó contra el país sino también a Boluarte.
“Esto iba a pasar, tarde o temprano. Yo hubiese preferido que sea antes a la luz de lo dicho por López Obrador, lo más sensible: desconocer a Dina Boluarte como la presidente de todos los peruanos e incluso tildarla como usurpadora del poder. Es una medida correcta, pero tardía”, sostuvo el exfuncionario en diálogo con Panamericana.
El exministro de Relaciones Exteriores -durante la gestión de Pedro Castillo– detalló que esta acción no constituye el rompimiento de las relaciones diplomáticas con México.
“Estoy viendo, en las redes sociales, que hablan de un rompimiento de las relaciones diplomáticas. Eso no ha pasado, lo que ha hecho el Perú es bajarle el nivel a la relación política-diplomática bicentenaria con México; es decir, de un nivel de embajadores extraordinario y plenipotenciario, ahora baja a una encargatura de negocios. El haberlo hecho significa diplomáticamente un gesto de protesta”, explicó.
Rodríguez Mackay también precisó que el nexo entre ambos países no será el mismo a partir de ahora, pese a que el vínculo diplomática se sostiene.
“Que no tengamos embajadores en este momento, que las relaciones sean a ese nivel, hace que todo sea más lento: en la comunicación, en los contactos, en el caso de los empresarios que quieren contactar a través de las misiones diplomáticas que son los nexos naturales; todo es más lento. Entonces, sí hay un perjuicio directo, material, a la relación bilateral”, comentó.
Posteriormente, lamentó la conducta del presidente López Obrador y consideró que esta podría agravarse, quizá, a modo de respuesta y respaldo del dignatario a Pedro Castillo.
“Si hay una contrarepuesta de AMLO, en realidad, lo más probable que pase es que en una agudización y en un acto de locura presidencial -que espero y aspiro no se produzca- podríamos tener el descelance fatal del rompimiento de relaciones diplomáticas. Es decir, allí si la relación en todos los ámbitos -económico, social, político y cultural- todo lo que signifique vinculación histórica se va a congelar”, consideró.
Finalmente, aseguró que los incidentes producidos entre el Perú y otros países no responden a una actuación de la actual gestión, sino del apoyo expreso hacia el expresidente Castillo pese a su golpe de Estado (siete de diciembre del 2022).
“Tenemos que decir las cosas por su nombre, nuestras relaciones diplomáticas con los países más importantes de la región -la Alianza del Pacífico- están deterioradas. No es por culpa del Perú sino por esta pseudo visión de desnaturalizar lo que realmente ha pasado en el país”, argumentó.
