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17 de mayo de 2024 6:00 am
DE: Marcha

DE: Marcha

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Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente no perdió la oportunidad de descalificar la marcha en defensa del INE, que se realizará el 13 de noviembre.
Utilizó como es su costumbre todo tipo de adjetivos en contra de los convocantes, sin atreverse a señalar en concreto a quienes se refería, salvó la honrosa mención del ciudadano Vicente Fox, de quien dijo está molesto por los privilegios que perdió.
Sin embargo, dejó de lado el fondo del tema. No presentó argumentos de peso a favor de su iniciativa de reforma electoral.
Y por el contrario apeló al encono social, fomentando la división que tantos frutos le ha dejado en términos de aceptación.
Reto a los convocantes a llenar el zócalo y a sus simpatizantes, al pueblo bueno, pues lo llamó a permanecer en sus casas, a no confrontarse, como si la actitud de los manifestantes aún sin estar presentes fuera de beligerancia.
Por más que el ciudadano presidente exprese su respeto a la democracia y la libertad de manifestación, su posición proyecta encono y desaprobación.
Desde ahora puede anticiparse que cualquiera que sea el resultado de la manifestación que se realizará en la Ciudad de México, el ciudadano presidente la descalificará.
Sostendrá que cuenta con el apoyo mayoritario del pueblo bueno, pero para su desgracia, olvida o no quiere recordar que en las elecciones intermedias los votantes de la Cuidad de México se inclinaron por opciones diferentes a Morena y ello llevó a que la mitad de las alcaldías sean gobernadas por la oposición.
En consecuencia, el próximo domingo podría llevarse una sorpresa y en todo caso debe comenzar a tomar conciencia de que toda la ciudadanía, el grueso de los votantes no son el bueno que le aprueba todo a mano alzada.
Ciertamente, en 2018 ganó con más de 30 millones de votos, pero en conjunto quienes no votaron por él superan ese volumen. Y eso es irrebatible.
Presupuesto
La aprobación del Presupuesto 2023 es inminente, los votos no le alcanzan a la oposición para frenarlo o al menos realizar cambios sustanciales.
Más allá de dilatar su aprobación, la oposición no puede hacer nada más que concentrarse en una estrategia sólida que les permita operar de manera positiva en torno a la reforma electoral, donde si se mantienen unidos si pueden ser parte del juego.

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