DE: Enfado

Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente no solo quiere controlar todo lo que sucede en México, sino también en otras latitudes.
No sólo promueve la paz y busca el premio Nobel, también cuestiona el desempeño de medios nacionales e internacionales, sin más prueba que su dicho.
Así de fácil, mediante un discurso reiterado que busca descalificar a quien no está en sintonía con él y la 4T.
Ahora tocó el turno a The New York Times, uno de los diarios de mayor credibilidad y prestigio.
El ciudadano presidente acusó de estar “vinculado a intereses creados, tanto económicos como políticos” lo tildó de “poco ético”, al advertir que apoyaba y protegía a torturadores que “toleraron crímenes de Estado”.
Con la facilidad de palabra que le caracteriza, el ciudadano presidente señaló “imagínense que el New York Times esté metido en esto, ahora sí que, ayudando a torturadores, apoyando y protegiendo a quienes toleraron crímenes de Estado. ¿Qué periodismo es ese? ¿dónde está la justicia?”
Y de paso, respaldo al ciudadano subsecretario Alejandro Encinas.
No cabe duda que el ciudadano presidente se sintió ofendido y en lugar de hacer uso del consabido derecho de réplica, optó por la descalificación procaz.
Al inquilino de Palacio Nacional no le agrado que de acuerdo con un reportaje publicado en The New York Times, el ciudadano subsecretario Encinas haya reconocido la invalidez de un gran porcentaje de pruebas en el caso de Ayotzinapa.
Y como es habitual enderezó baterías hacia el pasado, en lugar de optar por la aclaración respetuosa, en uso del derecho de réplica, al que tanto hace alusión.
Si el medio estadounidense tergiversó lo declarado por el ciudadano subsecretario o lo sacó de contexto, la vía para hacer la aclaración pertinente, está a la vista y es del dominio público.
Pero el ciudadano presidente optó por sentirse agredido y utilizar la descalificación, para tratar de ganar adeptos, en una acción que, a estas alturas de su sexenio, está más que desgastada.
Horario
El próximo domingo llegará a su fin el horario de verano, por última ocasión en la historia moderna del país el reloj se atrasará una hora.
Pero no hay que perder de vista que esa modificación obedece a una tendencia internacional a la que se sumó México, y no a una medida única impulsada por la 4T.