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2 de mayo de 2024 1:27 pm
Niños y jóvenes en estado de indefensión

Niños y jóvenes en estado de indefensión

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Sin mucho respaldo científico ni pedagógico, estudiantes de cerca de mil escuelas en el país serán utilizados como conejillos de indias con los nuevos programas educativos de la 4T. Se fue la ex secretaria Delfina Gómez a su aventura electoral sin haber consensuado y aterrizado los planes de estudios de la educación básica (primaria y secundaria) del presente ciclo escolar que pretende -eufemismo-, erradicar la “educación neoliberal” por un proyecto acrítico y adoctrinador. Tomó las riendas de la SEP, a unos días de que inicien clases cerca de 30 millones de alumnos, Leticia Ramírez, quien, alejada de las lides magisteriales y sindicales desde hace décadas, tendrá que poner en marcha esa prueba piloto.

La obsesión por destruir el andamiaje educativo de anteriores sexenios, cuya cimentación fue puesta por pensadores como Justo Sierra, José Vasconcelos, Agustín Yáñez y Jaime Torres Bodet, hizo que, a troche y moche, la 4T se sacara de la manga, con una visión “humanista” pero sin fundamento académico ni pedagógico, los nuevos programas de educación básica. Recordemos que Delfina Gómez no pudo cambiar las portadas de los libros de texto gratuito y tampoco los contenidos, ante los múltiples errores que tuvieron en su edición.

Aunque eso no detuvo la intención de la 4T para cambiar no solo los conocimientos científicos modernos por elementales herramientas de mecanización para una instrucción básica, sino que pretende reinventar el curso de la historia y mostrar a la cuarta transformación como una etapa consumada en el devenir del país, además de suprimir periodos importantes de la historia nacional y universal.

En las casi mil escuelas piloto, los profesores no están todavía capacitados para impartir los nuevos planes de estudios, sobre todo porque están limitados para trasmitir a los escolapios el libre pensamiento, el razonamiento lógico del conocimiento o darles instrumentos para aprender a aprender. La nueva enseñanza está basada en conceptos moralinos que inhiben la competencia sana de las habilidades, el deseo de superación personal a través del aprendizaje; la educación masificada rechaza la individualidad como medio para elevar la conciencia crítica. Para qué preocuparse por obtener una calificación de excelencia si, bajo la ley del menor esfuerzo, nadie reprueba y todos pasan al siguiente nivel, ya que, contra toda lógica, desaparecen en esta nueva concepción educativa cuatro teísta los grados educativos. Nueve años de educación básica pasan a ser un ente amorfo, donde todos los alumnos van de la mano, inteligentes y medianamente abusados, así como los menos preparados, avanzan uniformes en ese esquema de educación socialistoide. Ello hace recordar a los estudiantes fachos de la Italia de Mussolini en la película “Un Día Especial” -Ettóre Scola-, con Sophia Loren y Marcelo Mastroianni, cuando todos los alumnos, uniformados igual, independientemente del grado, asisten gustosos y acicalados al desfile en honor de Hitler, quien por primera vez visitaba Roma.

Así serán nuestros colegiales, uniformes en el vestir y en el pensar; nadie debe sobresalir, no necesitamos Premios Nobel, ni grandes científicos o intelectuales, solo operadores en las fábricas, técnicos en sistemas, sin llegar a ser ingenieros cibernéticos; nadie “aspiracionista”, es un ideal conservador. El nuevo sistema educativo les enseñará a conformarse con la muy pregonada medianía que más bien es mediocridad; hay que cumplir con un rol social y laboral específico.

Regresarán a los sueños infantiles de querer ser policías -¡cuidado!, porque hoy también es una carrera a nivel licenciatura-, o bomberos, solo esperemos que no sean como los de la novela distópica Fahrenheit 451 -Ray Bradbury-, y se dediquen a quemar libros para que nadie lea. Niños y jóvenes viven hoy en estado de indefensión.

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