Por Alejandro Villegas…
Si bien a tres semanas de la tragedia en la mina de carbón de Sabinas, Coahuila, las esperanzas de que los trabajadores fueran rescatados con vida, son más que relativamente nulas, la indolencia con la que la ciudadana titular de Protección Civil comunicó a los familiares que las acciones que permitirían su localización rayan en la indolencia y el más mínimo pudor.
Evidentemente no es sencillo comunicar una noticia de esa índole, pero se requiere de tacto y por supuesto de prudencia.
De ahí que en lo inmediato la reacción de los familiares en particular y gran parte de la colectividad sea de indignación.
Las formas, en este caso, en que actuó la funcionaria de la 4T no fueron las adecuadas.
Su actuación, contrasta con el montaje mediático establecido para proyectar la imagen de una 4T que trabaja para rescatar al menos los cuerpos de los mineros atrapados.
Obviamente que el plazo de entre 6 y 11 meses estimados para el rescate de los mineros no tendría el beneplácito de los familiares y sería rechazado.
Qué esperaban el ciudadano presidente y la ciudadana titular de protección civil. Acaso que los familiares de los mineros les aplaudieran y festinarán la determinación de mantener los trabajos para su rescate.
Suplir un panorama de esperanza por otro donde el desenlace que culmina con la aceptación de la muerte de los mineros, no es sencillo, pero hay formas.
Un clásico popular aconsejaría: tener tantita madre
Guardia Nacional
El ciudadano presidente enviará el Legislativo, con calidad de preferente la iniciativa para que cambiar la adscripción de la Guardia Nacional de la SSCP a la Sedena, y con ello pondrá a prueba la solidez de la oposición, o en marcha un plan B, ante moratoria acordada por Va por México.
