Por Alejandro Villegas…
El anuncio de que enviará una iniciativa, antes de que concluya su gestión, para que ningún funcionario gane más que el titular del poder Ejecutivo, permite apreciar que, en la materia, hasta el momento, el ciudadano presidente no procedió de la manera adecuada.
O al menos no recibió la asesoría jurídica más adecuado, o bien no pudieron convencerlo de conducirse por la senda de la legalidad, en lugar de la imposición derivada del ejercicio del poder.
Si él en lo particular optó por reducir su salario, y actuó en consecuencia, esperando que todos los servidores públicos se sometieran, se equivocó.
En principio porque siendo como es México, un país de leyes, debió considerar que eso no era posible sin realizar los cambios legales correspondientes y respetando los derechos adquiridos por quienes ya estaban en funciones y tenían asignado un salario.
Si encontró resistencia, no fue de manera casual o por capricho, y su estrategia para lograr su cometido falló.
De ahí que ahora, sin aceptar su fracaso de manera abierta, el ciudadano presidente tenga que anunciar que enviará una iniciativa sobre la materia.
Sin embargo, hay que apreciar que las críticas y lapidación social que promovió, desde el discurso en contra de los servidores públicos que se negaron, en apego a derecho y no por capricho, a reducir su salario, le ganó no pocos aplausos del pueblo bueno y por supuesto, le permitió mantener su nivel de aceptación.
Estrellita
La controversia que enfrentará el país, ante Estados Unidos y Canadá por su política energética, no será sencilla de resolver, o no al menos como lo plantea el ciudadano presidente.
En principio porque las instancias internacionales en las que se deberá esclarecer el tema, difieren mucho de ser el pueblo bueno y la claque legislativa que acompaña a pie juntillas todas las propuestas e iniciativas que emite el ciudadano presidente. Y, en consecuencia, su criterio es diverso.
De entrada, quien se expondrá a un desgaste en materia de imagen, que es el ciudadano Canciller, lo que impactará de alguna forma su proyecto político personal, a partir de si logra colgarse una estrellita presidencial en la frente o no.
