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22 de noviembre de 2024 8:18 am
Monreal, Rock Star

Monreal, Rock Star

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El senador Ricardo Monreal subió a redes sociales un rap de su autoría y producción, donde narra su trayectoria política y los méritos que tiene para aspirar a la silla presidencial. Legítimo derecho que reclama a la estructura de Morena y al propio Ejecutivo federal, del que no es santo de su devoción ni lo contempla entre sus “corcholatas”. Sin embargo, el legislador no solo ha reiterado su intención de ser el abanderado del partido guinda, sino que desarrolla toda una estrategia de comunicación para ganar la simpatía de los votantes y, con tiros de precisión, busca pegar en los segmentos poblacionales que pueden favorecerlo, como son los jóvenes.

Todos los precandidatos, enunciados por el líder de la 4T, protagonizaron adelantados eventos de campañas y difundieron contenidos en todas las plataformas para darse a conocer. En ese sentido les lleva un buen tramo el líder de los senadores morenistas. De todos ellos, es el de mayor experiencia política, con gran trayectoria en el servicio público y magisterial. Es un mago para el uso de los medios sociales, sabe de la importancia de la imagen y la manipulación de las audiencias.

Al igual que sus competidores, es de recién cuño morenista, ya que se forjó en el PRI, donde tuvo múltiples encargos, incluidos los de representación popular, excepto la gubernatura de su estado, motivo por el que dejó al tricolor para ganar Zacatecas bajo las siglas del PRD -Morena debe tener cuidado con el fichaje presidencial-. En la actual legislatura ha demostrado dotes de negociador, de conciliador, convence a la oposición gracias a su retórica como maestro universitario.

Autor de varios libros, es conocedor de la Constitución y la Real Politik, pero no le perdonan su falta de “lealtad ciega” al inquilino de Palacio Nacional, quien se obsesionó con la fallida aprobación de la ley energética, y responsabilizó al suspirante de Fresnillo del fracaso. Sin embargo, disciplina ha demostrado, incluso soportado el frío que le dan en el gobierno y en su partido; pero se empecina en ser el abanderado. Dice que no tiene un plan B -no abrazaría otras causas-, pero es obvio que no cuenta con la bendición del Gran Elector. Por ello no confía en el “método de elección” de candidato propuesto por la 4T; sabe que es una farsa y para él una trampa, que no hay una verdadera selección por la vía de las encuestas, cuyos resultados siempre son poco transparentes.

Exige piso parejo y que sea la estructura del partido, mediante voto directo, quien decida la nominación, no asambleas a mano alzada ni votaciones abiertas del “pueblo bueno y sabio”, cuando ni siquiera hay un padrón confiable de la militancia.

Todas las encuestas y sondeos de opinión dan la victoria a Morena en el 2024, independientemente de quien sea el candidato, pero será un mejor prospecto si se legitima su designación y no el ser ungido por el dedo elector, ya que esa decisión arbitraria y antidemocrática dejará muchas heridas y no habrá operación cicatriz que garantice la unidad. Los perdedores guardarán demasiados resentimientos y provocarán traiciones, o el abandono del barco. No descarte el plan B de Monreal.

Apostilla: Donde cada día se fractura el Estado de Derecho, es en la CDMX; las autoridades capitalinas se niegan a hacer que grupos sociales o de organizaciones políticas respeten la ley, y en consonancia de la estrategia de abrazos y no balazos, solapan a ambulantes y franeleros, además de restarle autoridad a las fuerzas del orden. Vecinos de la Miguel Hidalgo aplaudieron el retiro de informales y “viene-viene” del Hospital Rubén Leñero. Los jefes, lejos de apoyar a los policías, negociaron con la informalidad y son omisos para sancionar a los infractores, que incluso cometieron delitos; ninguno tocó la barandilla. Ciudad sin ley.

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