Por Alejandro Villegas..
El ciudadano presidente tiene a la oposición arrinconada, en su trinchera favorita. La decisión de Va por México, de no aprobar en lo que resta de la Legislatura las iniciativas del inquilino de Palacio Nacional, llega tarde y su efecto es más que acotado.
Plantean una suerte de vencidas, en las que es claro que el músculo social y legislativo de la 4T y el ciudadano presidente, representan una ventaja que presagia una derrota segura. Y con efectos, poco claros.
Si bien las reformas constitucionales requieren de una mayoría calificada, deben tener claro que como sucedió en el caso de la reforma eléctrica, el ciudadano presidente siempre tendrá un plan B para sacar el tema adelante.
Pero lo más grave para los opositores es que con su radicalismo, permitirán que el ciudadano presidente se victimice y proyecte la imagen de una 4T buena y prodiga que debe enfrentar con la intransigencia de sus opositores.
La denominada “Moratoria Constitucional” presentada por los ciudadanos Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, se asemeja más a una estrategia fallida que a un elemento de presión e interlocución con el ciudadano presidente en lo particular y la 4T, en general.
Con ello antes que abrir un espacio de diálogo y concertación, los dirigentes de PAN, PRI y PRD, proyectan un esquema en el que se les aprecia disminuidos y acotados.
Y ello, sin duda, más que una piedra en la senda para el ala legislativa de Morena tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, representa la posibilidad de buscar desde ahora con una panorama más claro y evidente la forma de enfocar las baterías en denuncias para que el pueblo bueno, si bien no lo considere como traidores a la patria, al menos advierta una acción de brazos caídos por parte del ala opositora.
Lo anterior, independientemente de la fragilidad que se aprecia en Va por México, a partir de las críticas al líder nacional del PRI, y la muy mermada presencia real del PRD, en el plano nacional, que se quiera o no lo tiene en vías de extinción.
Trabajo
El compromiso del ciudadano presidente de trabajar con enjundia en dos años, para hacerlos rendir con resultados, como si fueran seis, se traduce en una expresión más de difícil cumplimiento y medición.
Una suerte de alarde que, como tantas otras, sólo busca el aplauso de su claque y por supuesto, acrecentar sus niveles de aprobación.
