Por Alejandro Villegas…
La amenaza del ciudadano presidente de no asistir a la novena Cumbre de las Américas, si no se invita a los mandatarios de todos los países del área, es más un acto de histrionismo político que una amenaza con un peso real.
La presión a la administración Biden está lejos de rendir frutos en el plano real.
Se trata de una estratagema del ciudadano presidente que lo más que le ganará será el aplauso de su claque y el respaldo de los mandatarios que sostienen un diferendo abierto con el gobierno de los Estados Unidos.
Una cosa es que el ciudadano presidente sostenga una relación cordial con su homólogo estadounidense y otra que sea capaz de ejercer una presión inusual en su ánimo, al grado de lograr que abra la invitación a la novena Cumbre de las Américas a todos los mandatarios del área, con lo que se catapultaría la carrera política del inquilino de Palacio Nacional.
Y ello, le permitiría ejercer un liderazgo claro, que le colocaría a la par e incluso por encima del presidente Biden.
Pero visto desde un punto de vista objetivo, eso es algo imposible.
Una cosa es que los seguidores del ciudadano presidente, magnifiquen el reconocimiento nacional e internacional con el que cuenta y otra que realmente cuente con un peso tal que pueda doblegar, a su favor, con un chantaje político-mediático al residente de la Casa Blanca.
Si en lugar del ciudadano presidente quien acude a la Cumbre es el ciudadano Canciller, es lo de menos.
Controladores
El incidente aéreo que se registró la semana pasada, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, más allá de ser novedoso por la difusión mediática que ha tenido, sin duda servirá para que se revisen las condiciones técnicas y la normatividad para encausar el mayor número de operaciones aéreas al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
Una acción con la que se apresurará el incremento de operaciones aéreas en la nueva terminal aeroportuaria, con lo que a fin de cuentas la 4T saldrá ganando.
