Por Alejandro Villegas…
El inicio de un nuevo periodo ordinario, en el Legislativo viene aparejado del interés que se tendrá en la eventual aprobación de la iniciativa presidencial en materia de energía eléctrica, litio y otros minerales, pero no es el único tema que confrontará a los legisladores del bloque opositor con los de Morena y sus aliados.
La integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional y la reforma electoral que impactará de manera directa al INE y sus consejeros, también serán objeto de una amplia discusión.
En lo inmediato, el ciudadano presidente y Morena, tanto en su ala legislativa, como partido político realizan una labor enfocada a ganar el respaldo de la población para la aprobación de la iniciativa.
En paralelo, el parlamento abierto desarrollado en la Cámara de Diputados es utilizado para que los opositores se expresen, aunque desde ahora puede darse por descartada la posibilidad de que sus propuestas impacten en la redacción de lo que será aprobado.
Por lo que hace al plano electoral, el escenario previo en el que se en torno a la consulta de revocación de mandato, se ha minado la confianza y credibilidad de los consejeros electoral, servirá para que desde el ala legislativa se realicen los ajustes necesarios, para alinear el desempeño del Instituto Nacional Electoral y sus consejeros a la 4T.
En tanto que la integración de la Guardia Nacional a la Sedena, no pasará de ser un asunto de mero trámite, en el que el ciudadano presidente y los legisladores de Morena terminarán por imponer su mayoría.
En concreto, todo indica que pese a no contar, en los hechos, con la mayoría calificada que se requiere para realizar modificaciones a la Constitución, el ciudadano presidente y Morena, recurrirán como lo han hecho hasta ahora a acciones, como la designación de representantes diplomáticos, o el establecimiento de diálogos en la Segob, que terminen por minar la fortaleza de la coalición opositora.
Endemia
El pronóstico de especialistas internacionales en torno al comportamiento de la pandemia de COVID-19, que en el mediano plazo la llevarán a ser reclasificada como endemia, sin duda, permitirán al ciudadano presidente y su séquito sanitario, adjudicarse como un triunfo el hecho de que la enfermedad que provocó el aislamiento social, en los últimos dos años, sea considerada como una enfermedad por decirlo coloquialmente normal con la que tendremos que convivir como sociedad, como ya lo hacemos con la influenza.
Solo habrá que esperar el momento en el que levanten las manos en señal de una pírrica victoria, que está lejos de pertenecerles, sobretodo porque los muertos y afectados como siempre corren a cargo del pueblo bueno.
