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13 de octubre de 2024 1:50 pm
Unidad

Unidad

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La unidad es un valor toral en todo grupo, comunidad, equipo o país. En tanto que la unidad de un país se sostiene en lo fundamental, produce diversos enfoques y matices, con los que avanza y se renueva.

La diversidad de ideas y posturas no es en ningún caso una debilidad ni una adversidad sino una energía vital.

Esta energía es indispensable porque es causa y efecto de la libertad, territorio en el que suelen germinar espléndidamente la inteligencia y la creatividad humana. Para la conciliación de las diferencias propias de la unidad en la pluralidad, todo grupo o nación cuenta con el diálogo, el espíritu crítico y el debate, con los que en una sociedad libre nadie pierde y todos ganan.

A pesar de sus cualidades, la unidad enfrenta dos amenazas: la uniformidad y la polarización.

La primera pretende arrebatarle su riqueza y convertirla en una unión adormecida, es decir, en una apariencia de grupo que simula vivir en la unidad cuando en realidad habita en la monotonía acrítica, el mimetismo y la autocomplacencia.

La unidad no puede ser uniformidad porque no implica coincidencia absoluta ni exige un solo pensamiento, y es fortaleza, justamente porque no se basa en la reproducción de iguales y tampoco en la convergencia forzada.

La unidad política y social no es coro ni eco de alabanza sistemática, aquella que siempre está de acuerdo y nunca es crítica.Una sociedad que es complaciente se repite a sí misma como en una galería de espejos, se priva de nutrientes y, por lo tanto, se estanca e incluso se autodestruye.

La otra amenaza es la polarización, que consiste en llevar al extremo las diferencias, agruparlas artificialmente en dos bandos y luego enfrentarlos haciendo creer que la diversidad produce injusticia y confrontación, y que por lo tanto hay que erradicarla para constituir una sociedad de un solo lado, por supuesto, el lado de los buenos.

Pero sucede que cuando la polarización tiene éxito, ambos bandos se asumen como los buenos.

En consecuencia se trata de un enfrentamiento destinado a la destrucción del otro, aquel en el que no se reconoce ninguna virtud ni ningún mérito.

El otro es la suma de todos los males, por lo que hay que aniquilarlo, a fin de que no haya ninguna posibilidad de recuperación y menos de resurgimiento.

Como la polarización es un estado extremo del ánimo social, sólo sabe de extremas soluciones, entre otras, la destrucción y la violencia.

Así pues, si la uniformidad estanca, adormece y resta, la polarización divide, confronta y radicaliza.

Sólo la unidad nos fortalece y nos ofrece armonía y prosperidad, sin que nadie renuncie a su derecho a pensar y expresarse en libertad.

Trabajemos por la unidad, que es integración de visiones y sinergia de capacidades. Todos somos México.

POR MAURICIO FARAH
SECRETARIO GENERAL DE SERVICIOS ADMINISTRATIVOS DEL SENADO Y ESPECIALISTA EN DERECHOS HUMANOS
@MFARAHG

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