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13 de octubre de 2024 8:30 am
HISTORIAS EN EL METRO: TÚ Y LAS NUBES

HISTORIAS EN EL METRO: TÚ Y LAS NUBES

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Por Ricardo Burgos…

Confieso que tengo cierto temor a las alturas; acrofobia, le llaman. Jamás pudiera lanzarme desde un paracaídas, vivir en un penthouse o asomarme hacia el piso en un balcón muy alto, entre otras cosas. Hasta hace tampoco hubiera pensado subirme al mirador de la Torre Latinoamericana. Lo hice, por fin, la semana pasada. 

La parte más alta de ese majestuoso edificio, inaugurado en 1956, está en el piso 43. Es uno de los más grandes atractivos turísticos de la Ciudad de México pese a que hace años dejó de ser el edificio más alto de México, pero es el primer rascacielos del mundo construido en una zona altamente sísmica.  

Hace unos días, salí de una cita temprano en unas oficinas en la avenida Juárez, en el primer cuadro de la ciudad. Estaba a punto de entrar a la estación Bellas Artes del Metro para regresar a casa cuando volteé hacia la Torre Latinoamericana y recordé que nunca siquiera se me ocurrió subirme. Pensé que era buen tiempo ya para atreverme. 

Pagué la entrada y subí por el elevador hasta el piso 37. Estaba impactado sólo de pensar que estaba a esa altura; observé hacia abajo la majestuosa Ciudad de México; a lo lejos se observaba el Zócalo con sus edificios tradicionales, principalmente Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. 

Por mi temor a las alturas no me acercaba mucho a los cristales que protegen alrededor. Todavía subí hasta el piso 42. Es impresionante la vista desde ahí. Uno de los jóvenes que te guían a la llegada me platicó que el lugar estuvo cerrado desde marzo hasta septiembre del año pasado debido a la pandemia; me explicó que mientras estaba cerrado, los empleados tuvieron que aguantar con pocos o nada de ingresos. 

Por supuesto que la Torre Latinoamericana, con sus 183 metros de altura, es uno de los principales atractivos turísticos de la capital del país. Es cierto que ya hay edificios más altos en México, pero esta construcción, ideada por el arquitecto Augusto H Álvarez, continúa como un ícono nacional.  

El edificio, ubicado entre las calles de Madero y Eje Central, ha soportado tres sismos: en 1957, que fue de 7.8 grados; en 1985, de 8.1, y en 2017, de 7.1, sin sufrir daños mayores. Su construcción, que duró ocho años, se basa en las edificaciones de los antiguos pobladores de Tenochtitlan combinada con tecnología de punta de los años cincuenta. 

Como era un día entre semana, no había muchos visitantes, pero uno de los trabajadores me dijo que paulatinamente han ido llegando más turistas tanto nacionales como extranjeros. El sitio cuenta con un restaurant que estaba semivacío. Eso sí, noté que los empleados le ponen mucho empeño para atender bien a la gente y tener el lugar con el mantenimiento adecuado. 

Después de 30 minutos, me acerqué a la salida para bajar; un joven muy atento me invitó a pasar al elevador y de broma le pregunté ¿Me puedo ir por las escaleras? Me dejó callado cuando me contestó que en la Torre Latinoamericana hay una competencia que se llama Towerruning, que es una carrera vertical contra reloj donde los participantes suben 720 escalones hasta el piso 42. Yo prefiero subir y bajar por los ascensores.   

 

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