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23 de noviembre de 2024 5:32 am
DE: Mesura

DE: Mesura

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Por Alejandro Villegas…

La mesura con la que el ciudadano presidente aprecia la situación que viven los habitantes de Aguililla, Michoacán, es asombrosa. No cabe duda que desde la comodidad de Palacio Nacional la visión de la seguridad es diversa a la que aprecia el pueblo bueno.
Ante la realidad que se vive en Aguililla, su aseveración de abrazos y no balazos, queda rebasada.
Las diferencias que al momento mantiene el ciudadano presidente con el ciudadano gobernador de Michoacán, deben quedar de lado, ante el interés supremo de la sociedad. Por supuesto, desde la visión de un estadista.
Las expresiones del ciudadano presidente en el sentido de que su gobierno tiene la mejor disposición de atender a la población, sólo se quedan en palabras, porque en realidad no se aprecia la presencia de funcionarios de la administración federal que atiendan a la población de Aguililla, como si se apreció en el pasado reciente la presencia del nuncio apostólico.
El llamado del ciudadano presidente a la población de Aguililla y la gente de Michoacán, para que ayuden a conseguir la paz, que no se tome el camino de la violencia y la confrontación, que se haga a un lado el odio, el rencor, que se lleve a la práctica el principio del amor al prójimo, difícilmente encontrará eco, por el sentimiento de abandono que padecen los destinatarios.
Pedir que no se dejen manipular por grupos delictivos que tienen otros propósitos, porque les reparten despensas y los ayudan para poder utilizarlos, equivale a reconocer al adversario y no enfrentarlo. Eludir una responsabilidad, en el mejor de los casos.
Como gobernante el ciudadano presidente, sin duda tiene la obligación, con el auxilio de las fuerzas de orden de velar por la seguridad y la conservación de la integridad de las y los ciudadanos.
Y, como parte de ello, hacer prevalecer el orden y el estado de derecho. Y para ello, cuenta al igual que los niveles de gobierno estatal y municipal, con el auxilio de las fuerzas del orden.
Ciertamente, la problemática de Aguililla no es reciente, pero rebasó desde hace tiempo a las administraciones municipal y estatal, por lo que corresponde al gobierno federal intervenir con firmeza, sobretodo cuando se tiene documentada la agresión a elementos del ejército.
Las condiciones para que la situación se resuelva mediante mesas de diálogo quedaron rebasadas por la realidad que viven de manera cotidiana los habitantes de Aguililla.
Si el ciudadano presidente aspira a solucionar la situación de Aguililla en particular y de México en general, en el campo de seguridad y la presencia de los grupos del crimen organizado mediante su discurso de conciliación, no queda más que interpretarlo como una claudicación de aceptada.
Y en el mejor escenario, aceptar que la 4T, no contempla en sus planes la confrontación con los grupos del crimen organizado.
Vacunación
En una acción más de efectismo, ante el repunte de la pandemia en el plano nacional, el ciudadano presidente y su séquito de salud, anuncian el inicio de registro de las y los ciudadanos de 18 años en adelante para recibir la vacuna contra la COVID-19.
De fechas no se habla, pueden estar cercanas o lejanas, eso parece no importar, lo indispensable por el momento es que las y los ciudadanos de 18 años en adelante se sientan cubiertos.
Los menores de 18 años, pueden esperar a ser tomados en cuenta. De ello con parece conveniente hablar por el momento.

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