Por Alejandro Villegas…
La explicación del ciudadano presidente en torno al decreto que establece como de interés nacional las obras prioritarias de su administración resulta simplona y poco creíble.
Si lo que se pretende es agilizar la realización de trámites y garantizar los recursos, no hay duda de que dado el nivel de influencia que ha demostrado tener tanto en las dependencias de la administración pública, como en el Legislativo, bastaría como lo ha hecho al momento con que dictara línea desde Palacio Nacional para que los permisos se agilizaran, sin contar con obstáculo alguno y se autorizaran los recursos necesarios.
En el fondo lo que el ciudadano presidente busca, en el mediano y largo plazos, sin duda es blindar la realización y permanencia de las obras que impulsa y que, evidentemente, marcarán su gestión en el plano histórico.
Más allá de la importancia y trascendencia que pudieran tener las obras del ciudadano presidente, en el renglón de infraestructura, lo que se busca es afianzar su realización, a pesar de los descalabros económicos que pudiera enfrentar el país, como consecuencia del comportamiento de su economía, primordialmente por la inflación que se aprecia en constante aumento, además del comportamiento que puede tener en el corto y mediano plazos, la recaudación de recursos vía el SAT.
Independiente de la opacidad que pudiera cubrir la información de las obras, como ya sucede en muchos aspectos de la 4T, lo cierto es que la publicación del decreto en comento, está ligada más allá de certidumbre a una percepción de incertidumbre por parte del ciudadano presidente por lo que hace a la culminación de esas obras emblemáticas.
Vacunación
El discurso en torno a la vacunación contra COVID-19 comenzó a dar un giro necesario.
El ciudadano presidente reconoce incluso que se estudia la posibilidad de aplicar un refuerzo.
Sin duda, es importante que se recomponga el rumbo, lo malo es que se haga de manera tardía, aunque se sostenga de manera popular que nunca de es tarde.
