Por Norberto López Zuñiga…
El activismo político de Francisco Cervantes Díaz, impregnó al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), para ceder a los “encantos” del gobierno federal y relegar a las cámaras del organismo cúpula a un segundo plano.
Pese a la retórica de fortalecer al sector privado nacional, en los hechos los hizo a un lado por su afán protagónico y cercanía con el obradorato, es el saldo de su gestión de más de tres años, un año más de acuerdo a los estatutos que se pasó por el “arco del triunfo” so pretexto del TMEC.
En vez de afianzar la presencia del empresariado, aceptó sin chistar las “recomendaciones” de Andrés Manuel López Obrador, lo cual le mereció serias críticas de los hombres de empresa regios.
La visión centralista del presidente del CCE y cercanía con Carlos Slim, el hombre más rico del país y gran aliado de la transformación de cuarta, sumado a la defensa de sus intereses por un lado y de Francisco Cervantes Díaz para ser tomado en cuenta e incorporarse al gobierno.
En petit comité se comentaba que era de su interés ser Secretario de Economía con el emperador de Palenque, situación que no se dio y optó por permanecer en el ente cúpula y esperar el cambio de gobierno.
Un balance cuestionable, pese a las muestras de reconocimiento a su desempeño, enviar señales de cohesión al exterior, cuando en voz baja, se comentaba que deja muchos pendientes, que la unidad estaba resquebrajada.
Cuando le pedí a un dirigente me diera un balance del periodo de Cervantes Díaz, su reacción fue inmediata, taparse con la mano la boca, mover la cabeza a los lados, su lenguaje corporal dijo todo.
El silencio de algunos presidentes de las cámaras de comercio, industriales, patrones, sus más férreos críticos, banqueros, hombres de negocios, el empresariado regio, refleja su inconformidad, pero dado que Francisco Cervantes cuenta con el aval oficial, habría que abstenerse de cuestionarlo o esperar la embestida de gobierno, como auditorías sin ton ni son, ser investigadas y un largo etcétera.
Al día de hoy, el sector privado mexicano vive un cisma que inició hace un trienio que se ahondó y fue evidente al momento de fijar los nuevos salarios mínimos, con un incremento de 13 por ciento y de 5 por ciento para la franja fronteriza.
No se nos consultó, no se nos escuchó, soltó uno de los presidentes de cámaras que pidió no relevar su nombre, fue impuesto, pues dicho incremento tendrá un impacto en las micro, pequeñas y medianas empresas, más sobre las que son de autoempleo.
Evidentemente la política al CCE y dejar de ser uno de los grupos de presión más influyentes en la T4, para abrir el camino a dos nuevos entes empresariales en la pasada administración.
Ahora, hace más de 48 horas surge uno más con gran capacidad de interlocución con la administración de Claudia Sheinbaum, un nuevo consejo empresarial compuesto por líderes corporativos de gran peso, con personas prominentes del país, donde dieron cabida a dos mujeres, lidereado por Carlos Slim, aliado del gobierno y con quien mantiene grandes negocios e inversiones.
Este nuevo ente lo conforman también, Bernardo Gómez, Carlos Hank González, Alfonso de Angoitia, Alejandro Baillères Gual, José Antonio Fernández Garza, Pablo Chico Pardo, Álvaro Fernández Garza, Juan Pablo del Valle, José Antonio Chedraui, Salvador Daniel Kabbaz Zaga, Alejandro Soberón Kuri, Guadalupe de la Vega, Laura Díez Barroso, el aún presidente del CCE, Francisco Cervantes Díaz y Altagracia Gómez Sierra y Giselle Morán.
A la cita en Palacio Nacional no fueron convocados los liderazgos de los sectores patronal, industrial, agropecuario, servicios, financieros, de la banca, entre otros.
La presidenta de Canacintra cuando se le preguntó por qué no se le invitó, solo espetó que lo “vería”. La presencia de los presidentes de Coparmex, Concamin, Concanaco-Servytur, Consejo Nacional Agropecuario, Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Asociación de Banqueros de México, solo confirma el cisma que enfrentan. Pero eso sí, Francisco Cervantes, si estaba presente.
Será a finales de diciembre cuando Cervantes Díaz deje la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial para buscar una diputación federal en el 2027 y en el 2030, la gubernatura en el Estado de México. También en la IP se cuecen habas.
Es tal el grado de descomposición, pese a que lo nieguen, en los hechos el próximo líder del CCE, José Medina Mora, fue electo como el candidato de unidad, que requiere en un momento clave, cuando en el 2026 se inicie el proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TMEC), siempre y cuando Washington no le de los santos oleos.
