Select your Top Menu from wp menus
8 de noviembre de 2025 12:05 pm
Ciro: la verdad, el periodismo y el poder

Ciro: la verdad, el periodismo y el poder

*“La verdad es otra historia. Yo no busco la verdad, porque, además, si encuentro la verdad, ¿la voy a creer? Voy a decir ¿ésta es la verdad?”.

La gran crónica de Ciro Gómez Leyva sobre el atentado que sufrió el 15 de diciembre de 2022 incluye una ruda valoración de los límites y alcances de nuestro oficio.

Porque en No me pudiste matar (editorial Planeta), el periodista más escuchado de México pareciera renunciar a conocer quiénes, y por qué, quisieron quitarle la vida.

En el relato, vemos a un reportero que, en su labor, olfatea y repele las mentiras, así como rechaza “la versión inconsistente y débil” de que el atentado fue a solicitud del CJNG.

Leemos también a un periodista que hace suya la advertencia de que “la verdad” no es tarea de quienes, como él, nunca descansan en la búsqueda de información.

Emociona y enoja este testimonio de alcances literarios de lo que fue el trato gubernamental a la prensa en el sexenio anterior, y en el que Ciro se hace cargo del peso del azar y de los hechos.

¿Por qué el periodismo no necesariamente es la búsqueda de la verdad?, le pregunté en Madrid, este 30 de octubre. Aquí su respuesta:

“Para mí, el periodismo es registrar bien, procesar bien y presentar bien la información que tú tienes. ¿Esa información te va a llevar a la verdad? Pues, seguramente, si registraste bien. No a la verdad; te va a llevar a la precisión o te va a acercar a la precisión. La verdad es otra historia. Yo no busco la verdad, porque, además, si encuentro la verdad, ¿la voy a creer? Voy a decir ¿ésta es la verdad?”.

Lo interrumpo: ¿No quieres saber la verdad de los que te quisieron matar?

“Vamos a pensar que algún día, y producto de un trabajo mío, ya olvídate de un trabajo de un tercero, encontrara al autor intelectual, algo muy poco probable ¿Lo voy a creer?, ¿voy a llegar a un punto metodológico perfecto de decir él fue? Y si llegará a ese punto, ¿de qué carajos me va a servir?”.

Y aventura una hipotética respuesta: “Ya supe que fue el gobernador de tal estado… ¿Y? ¿Cómo se lo voy a probar?, ¿qué voy a hacer con eso?, ¿él ya dio por terminado el agravio con el atentado?, ¿o lo va a intentar dentro de siete años?

“Yo por eso soy periodista: registro y cuento; y presento, punto. No tengo mayores aspiraciones como eso de la verdad o la democracia”.

Ciro luce contento, caminando en las calles de Madrid, sin las escoltas que las autoridades aún consideran necesarias para preservar su seguridad cuando está en México.

En nuestra conversación, le pido unos minutos, con grabadora de por medio, para las dudas que su libro me deja. Hablamos de su perdón a los contratados a sueldo para matarlo porque, sostiene, iban a hacerlo limpiamente.

Le pregunto si el expresidente Andrés Manuel López Obrador jugó limpio cuando quiso matarlo civilmente, llevándolo a la cárcel, al convertir sus trámites fiscales en asunto penal, un giro que le notificó el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Va parte de su respuesta:

“No, no, no. Era un ejercicio de poder con un periodista que entiende los juegos de poder; no me victimizo. Eso habría que preguntárselo a Adán Augusto o a su jefe López Obrador. Yo no se los preguntaría, porque, lo que me contesten, no lo voy a creer. Lo que sí sé es que era absolutamente arbitrario porque yo estaba en un proceso de cierre de una auditoría con el SAT.

“Sin duda fue un ejercicio de poder. ¿Para intimidarme, para extorsionarme y llevarme a hacer lo que finalmente hice en ese momento, hacer un pago? ¿O me hicieron un favor para, de alguna manera decirme, paga? No lo sé. Lo que sé es que la Procuraduría Fiscal nunca procedió y que ocho meses después de dejar crecer arbitraria y jodidamente la deuda, se resolvió. No sé por qué no avanzaron. Y, si hubieran avanzado, yo me iba a poner mi chaleco de muyahidín”.

Ciro comparte en el libro la idea de que el golpeteo a la prensa del sexenio de López Obrador quedó atrás. Le pido que documente ese optimismo. Transcribo su reflexión.

“De la manera en que lo hizo él, sí, sin duda. Y así como digo que no tengo un dato para engarzar sus insultos con los disparos, digo, no me pudiste matar, pero me dejaste lastimado.

“Yo no digo que salí como maratonista en el kilómetro 42 ganando. No. Hubo un costo alto y yo sé que, ante muchas personas, él con su persistencia, minó mi credibilidad. Yo no digo que no nos lastimó, que no nos lesionó, que no nos jodió. Pero no nos mató. Eso sí”.

¿Y eso se acabó?, insisto.

“No sé si se acabó. La relación de la prensa con el poder siempre va a ser tensa. ¡Velo aquí en España! Y el poder va a responder, va a desacreditar. Pero, con la agresividad, la virulencia, la malignidad del sexenio anterior, por supuesto que no.

“No hablo de que no nos meten llegues, y seguramente se está presionando con presupuestos de publicidad y reclamando a los medios, sí, como cualquier gobernante, como cualquier poder.

“Pero esas ganas de dañar, de lastimar, de joder, de matar profesionalmente, yo no las veo”.

Ojalá, Ciro. Porque aun cuando —citándote— el periodismo no equivale a la verdad, sus evidencias incomodan. Y, por eso, gracias por tanto y todo, queridísimo.

Related posts