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13 de octubre de 2025 9:26 am
DE: Demora

DE: Demora

Por Alejandro Villegas….
Las aproximadamente 72 horas que demoró la ciudadana presidenta en iniciar su visita a los afectados por las lluvias, plasman la esencia del pretendido humanismo mexicano y sus amplias limitaciones conceptuales, y por supuesto prácticas.
Se podrá decir que estuvo atenta a través de videollamadas con los mandatarios de las entidades afectadas, pero es claro por las imágenes difundidas que no todos estuvieron en territorio, la mayoría de ellos al igual que la ciudadana presidenta atendieron la situación desde oficinas.
Y con ello se relegó, una vez más la responsabilidad moral de estar cerca de los damnificados.
Las y los afectados verán siempre en la presencia de la figura presidencial, independientemente de quien se trate, así como en los mandatarios estatales un mensaje reconfortante y de esperanza.
Podrá decirse que se trató de cuidar la investidura presidencial, pero ese es un argumento que no puede aplicarse en casos de emergencia o crisis social.
En estos casos es cuando se mide, el verdadero talente y capacidad de socialización de quien porta la banda presidencial y no en el discurso. La sensibilidad y el humanismo perdieron la oportunidad de hacer acto de presencia en el momento oportuno.
El levantamiento de censos, las acciones de auxilio y la instalación de albergues, son elementos obligados, por lo que no deben verse como una concesión o algo inusual.
Lo que se confirma, en este caso, es la dinámica con la que la 4T atiende las desgracias, provocadas por fenómenos naturales.
Por lo pronto, el humanismo mexicano que tanto se pregona y subraya de manera reiterativa y machacona, quedó de manifiesto y dista mucho de la milenaria concepción filosófica, para traducirse en una lamentable tropicalización, por decir lo menos.
Concordia
A un mes de la tragedia que provocó la volcadura y posterior explosión de una pipa de gas, en el puente de La Concordia, las autoridades de la CDMX siguen pateando el bote, mientras deudos y afectados, esperan sin contar, aparentemente con los recursos necesarios para enfrentarse a los tiburones jurídicos que operan con las aseguradoras, a que se cuente con los elementos necesarios para dar el paso hacia el pago de las indemnizaciones correspondientes.
Mientras, el gobierno capitalino se hace de lado para garantizar que no salga manchado.

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