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8 de agosto de 2025 6:05 am
DE: Corrección

DE: Corrección

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Por Alejandro Villegas…
La determinación de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de corregir la determinación del INE, relativa a la determinación de ganadores, se traduce en un mal referente de la elección del 1 de junio.
En general pone en evidencia que los criterios para determinar quienes ganaron en el proceso, ligado al cumplimento de los requisitos y por supuesto a la paridad de género.
Lo que lleva a concluir que la determinación de que se reasignen las posiciones a otras personas pondrá el INE ante el dilema de designar como ganadores a quienes desde su punto de vista no lo obtuvieron en primera instancia.
En el fondo el mensaje es evidente. Los criterios para el desarrollo y la calificación del proceso electoral del 1 de junio, no son claros ni firmes y están sujetos a la interpretación.
Para los magistrados electorales, el INE aplicó un criterio distinto al utilizado por los comités de selección, lo que afectó el triunfo de 12 aspirantes al no reunir el promedio en materias de especialidad.
Una determinación que lleva a recordar que prácticamente los órganos a los que alude la Sala Superior, prácticamente dejaron la revisión de esa parte al INE, y en general no revisaron a pie juntillas los requisitos de elegibilidad.
Mientras que lo que no quedó firme desde el principio del proceso fue el promedio que se debía tener en las materias, lo que llevó a varios episodios críticos previos, en los que bien se pudo tomar una determinación firme.
Sin embargo, lo que queda claro es que la elección del 1 de junio no sólo fracasó por lo que hace a la convocatoria social, sino en su desarrollo y nivel de credibilidad, aunque claro todo dependerá siempre de la visión con la que se aprecie, porque desde palacio nacional se vislumbra como un proceso impecable.
Desconocimiento
Ciertamente la ciudadana presidenta no está obligada a saber todo, pero de la misma forma que elude temas como los relativos a los acuerdos que pueden existir entre la justicia estadounidense y los líderes de cárteles mexicanos, bien podría marcar distancia de otros temas que abiertamente no forman parte de la agenda contemporánea y asumir a cabalidad la licencia que solicitó como militante de Morena, para marcar distancia de la vida partidista.
Pero evidentemente, la ciudadana presidenta, así como es dueña de su silencio tiene la libertad de opinar y fijar postura en cualquier tema.
Y la ejerce claramente de manera selectiva, siempre en busca del aplauso y respaldo del respetable, y por supuesto de la claque de la 4T.

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