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2 de agosto de 2025 11:30 am
Las torturas de Eduardo Margolis a Israel Vallarta, en impunidad

Las torturas de Eduardo Margolis a Israel Vallarta, en impunidad

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*Con patadas en las piernas y otros golpes, Eduardo Margolis participó directamente en la tortura contra Israel Vallarta.

Por Guadalupe Lizárraga

El empresario Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol fue señalado de participar directamente en actos de tortura física y psicológica contra Israel Vallarta Cisneros, según consta en un dictamen pericial de 205 páginas que fue judicializado en 2017 como prueba de tortura. El documento, elaborado entre 2015 y 2016 por los peritos en derechos humanos Adrián Ramírez López y María Isabel Mazo Duarte, detalla una serie de vejaciones, agresiones sexuales, amenazas de muerte, y tratos crueles que, aseguran, dejaron secuelas severas y duraderas en la salud física y mental de Vallarta.

El peritaje, basado en el Protocolo de Estambul, fue presentado ante un juez de distrito del Estado de México el 8 de noviembre de 2016. En él se expone que, durante su detención, arraigo y reclusión en el penal federal del Altiplano, Vallarta fue sometido a métodos de tortura prolongados, algunos con una duración de hasta 10 horas, en los que no sólo participaron agentes de la extinta Policía Federal, sino también civiles identificados, entre ellos el propio Margolis.

El nombre de Eduardo Margolis aparece en el dictamen 22 veces. En al menos tres episodios distintos —narrados por Vallarta ante los peritos—, el empresario es descrito como un actor activo en las sesiones de tortura. Una de las más cruentas ocurrió en el estacionamiento de la SIEDO, donde Vallarta fue golpeado brutalmente, asfixiado con líquidos y sustancias químicas, pateado en las piernas por Margolis y otros, mientras se le impedía respirar al colocarle un trapo empapado sobre el rostro.

“Me golpea en el costado derecho… me tiró una cubetada con agua… otra persona comenzó a arrojarme agua sobre la boca y nariz provocándome asfixia… me golpeaba fuertemente con un palo de escoba… Sangré de la boca o de la nariz, supongo, porque me tragaba mi sangre”, relató Vallarta en su testimonio, contenido en la página 44 del peritaje.

Dibujo No. 3 «Distintas formas en que agentes de la AFI de PGR me aplicaban descargas eléctricas en diferentes puntos de mi cuerpo y constantemente mojado, el 8 de diciembre de 2005»: Israel Vallarta el 13 de abril de 2016.

La presencia de Margolis durante los interrogatorios

Israel Vallarta identificó a Margolis en múltiples momentos. Lo vio en la SIEDO, entre civiles que presenciaban —e incluso ejecutaban— actos de violencia contra él. Lo volvió a ver en el segundo piso del mismo edificio, donde se encontraba detenido junto a Florence Cassez, rodeada por elementos federales.

“Vi a Eduardo Margolis parado… ahí en el mismo piso con un grupo de personas”, narró Vallarta en su testimonio pericial, reconociendo al empresario como una de las figuras clave detrás del montaje mediático y la fabricación del caso Cassez-Vallarta.

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Las huellas del montaje y la complicidad mediática

Los periodistas Carlos Loret de Mola y Pablo Reinah también fueron señalados en el dictamen. Reinah, incluso, habría abofeteado a Vallarta durante el montaje televisado del 9 de diciembre de 2005, lo que evidencia no sólo complicidad periodística, sino una participación directa en actos de violencia.

El documento califica estos hechos como tratos inhumanos, crueles y degradantes, y menciona que Vallarta fue obligado a firmar documentos en blanco, colocar huellas dactilares mediante tortura, y responder listas fabricadas con nombres y parentescos inexistentes. Fue también privado de alimentos, agua, descanso, sueño, servicios sanitarios y contacto con sus familiares, quienes a su vez fueron amenazados.

“Eduardo también es nuestro socio”

El dictamen incluye un pasaje ocurrido en la casa de arraigo de la colonia Doctores, donde Vallarta fue retenido durante 88 días. Allí, sus verdugos le dejaron claro el trasfondo del montaje:

“… Eduardo también es nuestro socio… no tienes ni idea de con quién te metiste”, le dijo uno de sus torturadores, confirmando lo que Vallarta había comenzado a sospechar desde su detención.

Eduardo Margolis como uno de los perpetradores identificados en el protocolo de Estambul aplicado a Israel Vallarta en 2016.

La justicia ausente

Pese a que el dictamen fue judicializado desde 2017 y su contenido es contundente, la Fiscalía General de la República ha omitido hasta ahora proceder penalmente contra los civiles identificados, particularmente contra Margolis. Tampoco se ha reabierto una investigación por tortura en contra de los mandos de la SIEDO ni contra los periodistas implicados.

Israel Vallarta fue liberado recientemente tras 19 años sin sentencia. Sin embargo, las cicatrices de la tortura permanecen, no sólo en su cuerpo, sino en un sistema que continúa solapando a los verdaderos responsables.

La historia de Vallarta revela el entramado de complicidades entre poder político, empresarial y mediático en México. Y aunque el Protocolo de Estambul confirmó lo que por años denunció sin ser escuchado, la justicia —como la verdad— sigue esperando.

Al respecto, la presidente Claudia Sheinbaum sugirió a Vallarta que demande para exigir la reparación del daño, pero guardó silencio sobre la responsabilidad penal de los perpetradores, omitiendo cualquier compromiso para combatir la impunidad de quienes durante dos décadas se han mantenido activos, incluyendo agentes del Estado, periodistas y al empresario Eduardo Margolis, quien tiene cautivas a otras víctimas, como George Khoury Layón.

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