DE: Rasero

Por Alejandro Villegas….
Ante la posibilidad de que, desde Estados Unidos, el ciudadano Ovidio Guzmán proporcione información que coloque como presuntos socios del crimen organizado a algunos personajes, la ciudadana presidenta da un paso al frente y exige pruebas.
A todas luces se cura en salud y exige, en el plano discursivo pruebas como las que no se pidieron en el caso del ciudadano García Luna, por ejemplo, por lo que no se aplica el mismo rasero.
Además de cuestionar el hecho de que la justicia estadounidense haya llegado a un acuerdo con uno de los hijos del Chapo Guzmán.
En el fondo, lo único que hace la ciudadana presidenta es exhibir la necesidad de poner en marcha una estrategia de control de daños que al momento se antoja innecesaria.
La presentación de las pruebas, al igual que las explicaciones dependen de la voluntad de las autoridades de Estados Unidos que en su momento pueden o no solicitar la cooperación de las autoridades mexicanas, además de que la lógica más elemental indica que los eventuales indiciados serían juzgados en territorio estadounidense y no en México.
De ahí que la exigencia de pruebas no pase de ser más allá de una acción de efectismo e histrionismo que al momento es innecesario.
Vía de mientras a curarse en salud.
Extradición
La aprehensión del ciudadano Julio César Chávez Jr., una vez que sea deportado a México, resulta obligada.
Evidentemente el caso será mediático y pondrá a prueba no sólo la probidad del sistema judicial, sino a la clase política.
La observancia del debido proceso y la presunción de inocencia deberán respetarse. Sin embargo, lo que está en duda es porque hasta ahora es que se procede en su contra, por más que se diga que casi todo el tiempo estaba en territorio estadounidense, en algún momento estuvo en suelo mexicano, pero las autoridades exhibieron su ineficacia.
Sin duda, el caso dará mucho de qué hablar y escribir.