Mariana Otero Briz

@Brizcocho…

En la Sierra de Querétaro, el Rancho Suelo Vivo representa una esperanza para el  futuro: la ganadería holística, práctica que -a diferencia del modelo intensivo que predomina en México y el mundo-, presenta un enfoque que combina el bienestar animal con la regeneración de suelos, el uso eficiente del agua y una relación más equitativa entre el humano y la naturaleza.

El modelo, nacido en la década de los ochenta de la mano del zimbabuense Allan Savory, se basa en imitar los patrones naturales del pastoreo, es decir, el ganado va rotando entre terrenos, lo que permite que su paso durante periodos establecidos de tiempo regenere la cobertura vegetal del suelo, se incremente la captura de carbono y, en general, mejore la biodiversidad del lugar. 

A nivel internacional, Australia, Estados Unidos, Sudáfrica y Argentina lo han incorporado a programas nacionales de sustentabilidad, mientras que, en México, su aplicación es incipiente, aunque representa una solución a la degradación del suelo, la escasez de agua y las tendencias de consumo que buscan prácticas más éticas y de respeto a la vida animal y al medio ambiente. 

Para Mario David Pedraza, líder de este proyecto, la idea de adoptar un modelo sustentable y, a la vez, rentable, nació con su paternidad, pues desde su enfoque, impulsar y heredar estas prácticas es la semilla para garantizar los derechos de las nuevas generaciones. 

El rancho, vecino de la Reserva de la Biosfera de la Sierra Gorda, funciona bajo estos principios, de ahí que las cabras pastan en libertad sobre parcelas rotativas, y son la base de una microindustria artesanal que produce quesos curados, sin aditivos ni químicos.

Además de la siembra orgánica y la elaboración de los lácteos, el rancho también recibe huéspedes nacionales e internacionales que aprenden sobre suelo, biodiversidad, ganadería regenerativa, respeto animal, e incluso, puede recibir terapia con caballos que son entrenados bajo los principios holísticos, lo que aumenta el diámetro del círculo económico que ha logrado construir. 

Estudios del Savory Institute, ubicado en Colorado, EU, dan cuenta de que las tierras en donde se utiliza el modelo holístico aumentan entre el 30 y el 50 por ciento su productividad de forraje, mejoran la retención de agua y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. 

En México, proyectos en Campeche, Jalisco, Yucatán y Querétaro han documentado grandes beneficios, pero aún falta mucho por hacer, sobre todo cuando el presupuesto que se le destina a los programas de ganadería sustentable desde el gobierno federal es marginal. 

El compromiso con el futuro tiene que verse desde las políticas públicas, es indispensable que, desde la SADER y la SEMARNAT se ofrezcan incentivos fiscales, capacitación técnica y acompañamiento financiero para que más productores, sobre todo pequeños y medianos, puedan adoptar estos modelos sin comprometer su viabilidad económica. Y es aquí donde la experiencia de Suelo Vivo, con un enfoque agroecológico y turístico, puede ser replicada a mayor escala.

Proyecto Margarita y el modelo de leche regenerativa

En este mismo sentido de transformación agroalimentaria, destaca el Proyecto Margarita de Danone México, que ha beneficiado a más de 900 productores con acceso a financiamiento, tecnología y capacitación.

Gracias a sistemas como CompuVaca, plataformas de trazabilidad y prácticas regenerativas, este modelo ha fortalecido la resiliencia de los productores y ha logrado que el 25 por ciento de la leche que utiliza Danone venga de este programa, lo que prueba que existen alternativas para cuidar los suelos, el agua, a los animales y productores, y tener rentabilidad al mismo tiempo. 

Un llamado desde la Cámara: crisis sanitaria y falta de acción

Mientras este modelo gana reconocimiento, el sector ganadero enfrenta una de sus peores crisis sanitarias, de ahí que la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados urgió a convocar de manera inmediata a los titulares de SADER y SENASICA para abordar los efectos devastadores del gusano barrenador, que llevó a Estados Unidos a cerrar la frontera a la importación de ganado en pie mexicano.

Las pérdidas se acumulan. Solo por los cruces de Sonora y Chihuahua se movilizaban más de 5 mil 700 cabezas de ganado al día, con un valor cercano a los 11.4 millones de dólares diarios, lo que se traducen en una caída del 42% en las exportaciones de enero a abril de este año.