Julio Mardones…
Mientras que la oposición se mantuvo a la altura de la solemnidad que representa para la república el cambio de la banda presidencial, e incluso tendió su mano para dialogar y construir acuerdos, Claudia Sheinbaum Pardo y Morena excluyeron a las oposiciones incluso de las comisiones legislativas de cortesía para recibir y despedir en San Lázaro a Andrés López Obrador y la primera Presidenta de México,Claudia Sheinbaum.
Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera presidenta de México, y durante su primer discurso ante el Congreso de la Unión, ni en el acto masivo en el Zócalo de la Ciudad de México, pudo encontrarse una línea política que motivara la reconciliación de los mexicanos después de 6 años de ataques sistematicos a los opositores desde Palacio Nacional.
En el párrafo 23 de su intervención ante los integrantes del Congreso de la Unión, e invitados especiales a la toma de posesión de su mandato como la primera Presidenta de México, Sheinbaum Pardo apenas dejó vislumbrar un llamado a todas y todos, a que se haga una reflexión, y evaluar con la cabeza fría lo que durante seis años se hizo durante el gobierno de AMLO.
En tanto la ceremonia se hizo en un ambiente marcado por el sectarismo que caracteriza a su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional que ni siquiera buscó integrar a legisladores de otros partidos en las comisiones de cortesía que reciben y despiden a los presidentes saliente y entrante en días como éste, Alejandro Moreno, al presentar el posicionamiento de su partido en la sesión de Congreso General previo a la toma de posesión de la nueva Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, el legislador estableció que el PRI sabe dialogar, tiene experiencia para proponer, y sabe construir acuerdos.
El Presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional, senador Alejandro Moreno, afirmó que si antes contaron con el tricolor para construir un país más democrático y de instituciones sólidas, hoy “pueden contar con el PRI para que corrijamos juntos lo que sea mejor para México”.
Pero, agregó, “también, con la misma disposición, el PRI sabe cómo defender a la República, a la Constitución y a las instituciones que nos garantizan un país de libertades”.
En su oportunidad, la diputada Ivonne Aracelly Ortega Pacheco (MC) puntualizó que por 200 años las mujeres vimos cambiar la Banda Presidencial de hombre a hombre y hoy cambia de hombre a mujer. México tiene en Claudia Sheinbaum a la primera presidenta de la República, y en Movimiento Ciudadano encontrará sororidad pero no complicidad; diálogo, no sumisión, y respeto, más nunca sometimiento. “En sus manos está imprimir su propia visión de gobierno y no arrastrar los errores ni manías del saliente; está destacar por sus propias acciones, propiciar un clima de diálogo, democrático, en pluralidad, una verdadera reconciliación nacional”.
La senadora del PAN, María Guadalupe Murguía Gutiérrez, precisó que la primera Presidencia de una mujer tiene que ser mejor, sino no tendría sentido la lucha de tantas generaciones de mujeres por alcanzar espacios de decisión. Recalcó que hoy termina una de las épocas más oscuras del país, pues la nación está dolida, tiene miedo y está de luto; por ello, la nueva presidenta tendrá dos grandes retos: poner en orden al país y lograr la unidad y la reconciliación nacional. Demandó que se respete la pluralidad, que apoye a todos los gobiernos estatales y municipales y revalore la eliminación de los órganos autónomos, y que apoye la jornada de 40 horas.
En su discurso, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, reiteró todas sus propuestas de campaña como la construcción de los 3 mil kilómetros de trenes de pasajeros, como el de México – Veracruz; caminos artesanales; mantener la proporción de 54 % publica y la demás privada en generación eléctrica, ligada a un plan de transición energética a fuentes renovables; autosuficiencia alimentaria con transformación de Diconsa en Alimentación para el Bienestar; efectuar en Tula, Hidalgo, un proyecto de economía circular para hacerla la ciudad más limpia de México; asegurar el abastecimiento del agua a los mexicanos saneando los ríos más contaminados del país; revertir los delitos de alto impacto “sin regresar a la guerra de Calderón que tanto daño le hizo a México… quien crea que estando la Guardia Nacional en la Secretaria de la Defensa Nacional es militarizarla está completamente equivocado”.
Un mensaje sin sustento político real y recordando al Compañero Presidente Salvador Allende, quién advertía “El dogmatismo, el sectarismo, debe ser combatido; la lucha ideológica debe llevarse a niveles superiores, pero la discusión para esclarecer, no para imponer determinadas posiciones.”, fue como se desarrolló la toma de posesión de la primer mujer presidenta de México.
Durante la ceremonia estuvo un número mínimo de jefes de Estado de otros países, apenas 14, lo que deja ver que ni siquiera estuvo presente toda América Latina. La representación nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, estuvo reducida al mínimo, pues estuvieron presentes sólo sus embajadores, Ken Salazar como enviado de Washington y Graeme C. Clark de Ottawa. Además de Salazar, como parte de la delegación estadunidense, estuvo la señora Jill Biden, esposa de Joe, el presidente en funciones en Estados Unidos.
