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23 de noviembre de 2024 11:38 pm
DE: Bicentenario

DE: Bicentenario

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Por Alejandro Villegas…


El ciudadano presidente habló de paz, soberanía y amor, en la conmemoración del bicentenario de la consumación de la Independencia de México, pero por desgracia en los hechos y discurso cotidiano, los hechos ponen de manifiesto su beligerancia interna.
Las criticas al poder judicial y al árbitro electoral, así como a organismos autónomos, incluido el Banco de México, son una muestra palpable de ello.
Sin duda, resulta difícil empatar el mensaje de paz, armonía y fraternidad, con las constantes críticas al pasado, los conservadores que existen denominativamente hablando, solo en su mente y, por ejemplo, a los aspiracionistas, que abonan la división social.
Evidentemente, si se compara la imagen que el ciudadano presidente busca proyectar en el plano verbal, hacia el exterior con la forma en que conduce la 4T, en pro de una magnificación del poder presidencial, y el avasallamiento, hay una enorme distancia.
En el discurso que pronunció, ante representantes de otras naciones, el ciudadano presidente, señaló “Nos declaramos partidarios de la paz, de la soberanía y del amor. Aunque no olvidamos, sostenemos que es el tiempo del perdón y del respeto mutuo”.
Sin duda el ciudadano presidente se refería al exterior, en el plano de las relaciones con otras naciones, porque hasta donde se aprecia en el plano interno, la soberanía, el perdón y el respeto mutuo, tienen sus asegunes.
Desplazamiento
La encomienda de recuperar piezas históricas que el ciudadano presidente asignó a la Guardia Nacional, acompañada de la conformación de un cuerpo especial, se traduce en un abierto desplazamiento del INAH y la cancillería, quienes en esencia son las instancias naturales para encargarse del tema.
A este paso, con tantas asignaciones pendientes, las fuerzas armadas del país, tendrán que ampliar sus capacidades, infraestructura y por supuesto, su personal.
No cabe duda que el discurso critico de campaña, en torno al desempeño y probidad de las fuerzas armadas, quedó en el pasado y al igual que sus antecesores, el ciudadano presidente está más que consciente de que requiere de ellas de manera obligada, por su institucionalidad y fidelidad.

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