Por Antonio TENORIO ADAME…
Las elecciones intermedias a pesar de sus desavenencias, ajustes y regateos de dominio, pasaron la prueba en términos pacíficos y resultados con certeza admitida por vencedores y vencidos. Morena se declaró vencedor en al menos 12 estados de la república, donde alcanza una hegemonía territorial de relativa debilidad en la región norte, también obtiene la mayoría absoluta en la Cámara de diputados, la tendencia triunfadora se frena en los espacios locales, municipales donde se manifiestan la contradicciones y avances de la oposición.
Muy cierto que el inquilino de Palacio Nacional se inconformó por no alcanzar con su “voto masivo” a obtener el control constitucional del Congreso, además de perder la mitad de la Ciudad de México, junto con otras capitales de los Estados.
Entre los señalamientos negativos que se le adjudican a Morena destaca la injerencia del narco en la designación de candidatos, un fenómeno que se comparte dentro del estereotipo de la partidocracia.
En las “mañanitas presidenciales” se ha denostado a la clase media como inducida a frenar el bienestar de los pobres, además se asignaron responsabilidades en dos áreas vinculadas a los acontecimientos electorales, por un lado, se despidió a Eréndira Sandoval como secretaria de la Función Pública y a Gabriel García Hernández como Coordinador de los delegados estatales de los Programas de bienestar social.
En el primer caso se le castiga por las afectaciones al proceso interno de Guerrero que llevaron al reemplazamiento del aspirante preferido del presidente, Félix Salgado Macedonio, mientras que en el segundo revés se inculpa al funcionario por los resultados adversos de la Ciudad de México con el Estado de México y otros lugares.
Los resultados electorales no son del todo adversos al gobierno federal, no representan una crisis de ingobernabilidad, como es el caso de los daños ocasionados por el desafuero del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, cuyos resultados son la masacre de Reynosa con 29 civiles muertos.
LOS AJUSTES QUE VIENEN
Los cambios en el Gabinete no todos responden a corregir fallas de Morena en el campo de batalla, el nombramiento de Rogelio Ramírez de la O en Hacienda, reafirma su política hacendaria con carácter austero estático moderado, sin reforma fiscal ni impulso al desarrollo ni creación de empleos. También contiene una inducción a la sucesión presidencial, como lo es también el nombramiento de Francisco Torres en políticas sociales, al ocupar un puesto que fortaleció la imagen de Colosio y de Meade en su momento. Esos son ajustes de avance.
En cambio, los ajustes de retroceso se develan en el decreto que confirma la nivelación de pensiones y jubilaciones en términos de UMAS y no de Salarios mínimos como lo determina la Constitución y distintos Convenios internacionales que han sido comprometidos.
La tasa de inflación del 6% revela sin ambages la pérdida de capacidad adquisitiva de los consumidores, donde los más afectados fueron los más pobres, quienes además aumentaron sus deudas. La pandemia fue más cruenta con los grupos marginados, la pobreza extrema aumentó 10%.El incremento de la tasa de interés de 4.25, declarado por el Banco de México, refuerza la intención de mantener estática la economía donde falta impulsar la producción y empleo ante solo atraer capitales extranjeros especulativos de orden “golondrino”.
Como colofón, la integración del Congreso está marcada por el desdén de su desconocimiento, ante el interés preferente “electorero”, donde la “tómbola” de curules corría al azar de otorgar la representación a los “anonimous” nacidos en el odio de las redes -diputaciones que bien pueden prescindirse o eliminarse-; también brota la indiferencia de seleccionar la representación en la falta de contrapesos o blindajes a la injerencia del narco, de tal suerte fue incapaz de evitar la dependencia o cogobierno de la narco política.
La factura de Morena es “los pobres subsidian a los más pobres “.
