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12 de mayo de 2025 11:46 am
DE: Control

DE: Control

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Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente no quiere ser controlado por nadie, pero intenta controlar todo.
Su resistencia a entregar la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico al gobierno de Perú, exhibe una abierta acción injerencista contraria a la política internacional del país que se orienta a la libre determinación de los pueblos.
La legitimidad del gobierno de Perú reside en una decisión de su Congreso le guste o no al ciudadano presidente debe ser respetada.
Además de que de forma unilateral sin contar con el consenso del resto de los integrantes de la Alianza del Pacífico toma la decisión de no entregar la presidencia, basado en su juicio personal.
Y con ello adopta una posición de juez y parte alejada del más elemental espíritu democrático.
El ciudadano presidente compromete el prestigio de la diplomacia nacional, basado en sus apreciaciones personales y ello va más allá de lo prudente.
Ante este comportamiento anómalo no cabe más que concluir que el ciudadano presidente no tiene claros los alcances de su mandato.
Una situación que sin duda debe ser motivo de preocupación
Explicación
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación explicaron con claridad, casi con palitos y manzanitas, las fallas en las que incurrió el Legislativo al aprobar la parte del denominado plan B que fue invalidada la semana pasada.
Despejaron dudas y de paso, dieron una clara explicación sobre la necesidad de observar y respetar el procedimiento legislativo.
En el fondo, la lectura es más que evidente, llevados por las prisas, Morena y sus aliados se dejaron llevar por la inercia y si acaso no atendieron a pie juntillas lo establecido en las normas, en el plano procedimental.

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