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23 de noviembre de 2024 9:15 am
La Colombianización de México

La Colombianización de México

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Mientras en Colombia los narcotraficantes son de 5ª generación, en México el crimen organizado es de 1ª y 2ª generación, delincuentes que se disputan violentamente el mercado interno y el trasiego de drogas a Estados Unidos y otras partes del mundo. Vivimos el mismo panorama que privó en la nación sudamericana hace algunas décadas cuando Pablo Escobar Gaviria ensangrentó al país, arreció la violencia política e inundó al mundo de drogas, sin una estrategia de negocio, solo la acumulación de dinero, acompañado por socios sin preparación académica que transportaban droga y mataban a sus rivales.

Así describe hoy el escenario del narco en nuestro país el exmilitar y experto en terrorismo, guerrillas y seguridad nacional Juan Carlos Padilla, quien recuerda la época de las masacres, los asesinatos políticos, la descomposición social que sufrió Colombia y se reproduce en México. “En 1980 estábamos viviendo también la guerra contra el terrorismo, los grupos terroristas vieron el potencial económico del transporte de droga para financiar sus estructuras armadas, pero inicialmente cobraban impuestos -derecho de piso-, a quien cultivaba, vendía o compraba cocaína”.

Ya no son los narcotraficantes de antaño los que operan allá, sino los cárteles mexicanos como el de Sinaloa o el de Jalisco Nueva Generación, quienes aportan armas, dinero y mueven el narcotráfico de Centroamérica hacia Estados Unidos, Europa, Asia e incluso África.


Ahora, los narcotraficantes colombianos son de 5ª generación, estudiaron en Yale, Harvard u Oxford, son gente preparada que entendió que el negocio es crear activos a través de empresas y organizaciones transnacionales para blanquear los recursos económicos. En Colombia, incluso, los narcotraficantes ya no pelean entre ellos, negocian, se venden cargamentos de cocaína o armas sin problema. El delito de las drogas es un fenómeno que se adapta a las circunstancias.


Juan Carlos Padilla dice que en México seguimos en una etapa de violencia y muerte por el comportamiento de nuestros criminales, los cuales se disputan el consumo interno y la colocación del producto en otros mercados. En Sudamérica los narcotraficantes se venden entre sí la mercancía, ya no hay conflicto. Allá se siembran 140 mil hectáreas de coca, por ello también es atractivo para los cárteles mexicanos. Mientras tanto, aquí padecemos las adicciones, las masacres, la guerra entre bandas rivales, la corrupción de policías, fiscales, jueces, agentes aduanales e incluso de políticos que son financiados por el crimen organizado.


Tampoco es muy halagüeño que los criminales nacionales pasen a la 5ª generación, ya que, como reconoce el también presidente de la Asociación Internacional de Profesionales en Poligrafía, la adaptación del narcotráfico a las nuevas circunstancias ha permitido que gran parte de los ingresos de Colombia provengan de la droga; reconoce que hay una buena cantidad de remesas que entran a ese país cada año a través del microtráfico, en cuentas pequeñas, que forman parte importante del PIB. “Si el narcotráfico desapareciera de Colombia, la economía se vería bastante afectada”.
Sobre la situación mexicana señala, “ustedes todavía están en la etapa en que el narcotraficante entrega directamente dinero en efectivo a los candidatos para financiar sus campañas, pero en el país sudamericano el narcotraficante blanquea el dinero mediante empresas legales y así subsidia a los políticos a cambio de seguridad y territorio”.

La violencia que hoy se da en Colombia es mediante el financiamiento de la protesta social, generalmente a través de grupos de choque venezolanos, por ello advierte sobre la necesidad de tener una política de Estado -de seguridad nacional-, para no dejar crecer el problema de las autodefensas o guardias civiles, porque se distorsionan y convierten en brazos armados de nuevas formas de criminalidad que también comercian, como los terroristas colombianos, con el transporte de droga o cobran derecho de piso por dejarlos pasar o vender.


Acabar con el narcotráfico es difícil, por lo que el estudioso propone su legalización. ¿Usted qué opina?

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