Por Alejandro Villegas…
Tras la afirmación del ciudadano presidente de que el caso de los 43 de Ayotzinapa no se cerraba, vino la aprehensión del ciudadano Jesús Murillo Karam, ligada por supuesto de una difusión espectacular por parte de los medios de comunicación.
Con ello, la liberación de la ciudadana Rosario Robles Berlanga quien permaneció en prisión durante tres años, vinculada a proceso por el caso conocido popularmente como la estafa maestra, quedó en segundo plano.
La 4T tuvo que ceder ante los argumentos de la defensa de la ex secretaria de Desarrollo Social y tuvo que liberarla para que siga su proceso en esa condición.
Pero la aprehensión y eventual proceso contra el ciudadano Jesús Murillo Karam no cambia el fondo del caso.
Como lo reconoció el ciudadano subsecretario Alejandro Encinas no hay indicios de que los 43 normalistas estén vivos.
Y lo peor es que no saben dónde quedaron sus restos, que es lo que en teoría debiera importar, así como determinar con precisión quién ordenó que fueran asesinados, así como quién o quiénes se encargaron de privarlos de la vida.
La determinación por supuesto de los motivos y en su caso una reconstrucción fehaciente de los hechos.
Sin embargo, lejos de buscar esos objetivos, todo indica que la 4T busca estigmatizar a quien construyó, junto con otros personajes como el ciudadano Tomás Zerón, la denominada verdad histórica, en una suerte de distractor social que busca mantener vivo un caso en cuya resolución, comprometida por el ciudadano presidente con los padres y familiares de los 43 normalistas, han fallado.
El pueblo bueno está ante un montaje escenográfico, en donde la 4T busca presentarse como la gran justiciera, sin llegar al fondo del caso, utilizando el añejo recurso del chivo expiatorio.
Mineros
El impacto social de la desgracia ocurrida en la mina de carbón de Sabinas, Coahuila, está diluido.
En el fondo lo que se espera es la recuperación de los cuerpos. A 20 días de distancia del colapso y ante las condiciones adversas, la gran escenografía montada en torno a las pretendidas acciones de rescate, se mantiene a la espera de que llegue la ocasión de alzar el pañuelito blanco y agitarlo, para decir: cumplimos, aunque las familias de los mineros se vistan de luto.
