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5 de julio de 2025 6:11 am
Entre lo urgente y lo prioritario

Entre lo urgente y lo prioritario

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Difícil saber qué es lo más preocupante para el ciudadano: la seguridad pública o su economía. En la tercera década del siglo XXI, México vive una profunda crisis de inseguridad y la peor recesión de los últimos noventa años.El crimen organizado provocó una ola de violencia inédita con 118 mil homicidios dolosos y galopan rampantes los nuevos jinetes de la Apocalipsis: el narcotráfico, el contrabando de armas y la trata de personas. En los últimos tres años, la pandemia y la falta de políticas públicas en materia económica se tradujeron en un decrecimiento del -8 por ciento, lo cual no sucedía desde 1932, como efecto de la Gran Depresión.Como en la economía, por la falta de una estrategia eficaz, la inseguridad desbordó a las autoridades, pero la narrativa oficial insiste en minimizar el fenómeno. Según datos del INEGI, el 58 por ciento de los mexicanos considera que el mayor problema es la inseguridad, por encima del desempleo, la salud o el aumento de precios. El 71 por ciento de las mujeres no se siente segura en sus localidades y hay municipios como Fresnillo, donde el 95 por ciento de los habitantes experimenta inseguridad.Esa percepción de inseguridad se ha incrementado por la violencia que genera el crimen organizado, quien no solo provoca ejecuciones y masacres por ajuste de cuentas entre bandas rivales que pelean el mercado, ahora incursiona en la violencia política con el asesinato de munícipes, legisladores y candidatos, amén de imponer aspirantes y financiar campañas. Este nuevo fenómeno afecta la gobernabilidad y para muchos se aproxima un Estado fallido, ya que hay regiones del país controladas por la delincuencia. Las cien mil desapariciones forzadas y las agresiones a periodistas son dos temas que inciden en el agravamiento de la inseguridad y en el empeoramiento de la percepción ciudadana.Por lo que hace a la economía, la 4T vio con desdén la instrumentación un plan nacional de desarrollo y hoy pagamos las consecuencias. El objetivo del proyecto político de la administración es el uso clientelar de los programas sociales, atender con dádivas a su base electoral -viejitos y ninis- sin considerar las inversiones productivas, generar empleo o incentivar a los emprendedores; no está en su prioridad el desarrollo social ni el crecimiento económico.La pandemia hizo que se perdieran millones de empleos, pero en 2019, sin la COVID-19, la economía ya no creció; 2020, el peor ejercicio, el decrecimiento fue del -8 por ciento y el año pasado tampoco despegó la economía. El primer trimestre del 2022 resultó nada alentador. Se vive incontrolable inflación, se disparen los precios de la canasta básica y de otros productos y servicios. Tenemos una deflación que se pretende combatir con un plan de control de precios que, en la época del populismo, solo provocó una mayor carestía. La expectativa es atenuar la inflación en año y medio. ¿Qué afectará más al ciudadano, la economía o la inseguridad?Apostilla: En el debate que sostuvieron los candidatos a la gubernatura de Tamaulipas, César Verástegui (PAN-PRI-PRD), acusó a Américo Villarreal de haber tenido nexos con el empresario Sergio Carmona, asesinado en Nuevo León y vinculado con la delincuencia organizada; aseguró contar con el registro de llamadas telefónicas que acreditaba esa relación. Sin embargo, la revista Proceso reveló el extenso contubernio de negocios turbios del presunto delincuente con el actual gobierno estatal y el papel activo que jugó Verástegui Ostos, como secretario general de Gobierno, en esa relación.El malogrado empresario se benefició con múltiples y millonarios contratos de la Secretaría de Salud estatal para realizar obras de mantenimiento en hospitales de la entidad, a pesar de no cumplir con los requisitos de las convocatorias. Todo ello bajo el auspicio del ahora candidato aliancista.

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