Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente reafirma en el caso del conflicto Rusia-Ucrania su vocación pacifista, que le ha llevado a plantear el cambio de abrazos por balazos.
Como país, más allá de retornar a los mexicanos que se encontraban en Ucrania, condenar la invasión de esa nación por Rusia, y sumarse a las condenas y acciones de la ONU, no hará nada.
México no impondrá sanciones a Rusia, lo que equivale a voltear hacia otro lado, en tanto no pocos países, organizaciones deportivas y culturales, así como empresas del sector privado sancionan a Rusia.
Sin duda, contamos con un presidente pacifista hacia el exterior, pero que al interior es bastante beligerante con quienes considera sus adversarios, incluidos los medios y periodistas críticos, además de ser proclive a recordar el pasado, sin dar muestras claras con resultados concretos del combate a la corrupción.
Evidentemente, los principios de no intervención, libre determinación de los pueblos y la solución pacífica de los conflictos tienen una interpretación y aplicación hacia el exterior, para mostrar a una 4 T pacifista, pero en el interior se aprecia una guerra contra los adversarios.
En realidad, la explicación brindada por el ciudadano canciller, sale sobrando porque en los hechos, México se mantiene al margen.
Claro que no se trata de declararle la guerra a Rusia, pero si de mostrar empatía y solidaridad como lo han hechos otros actores.
Tren Maya
El recorrido que realizará el ciudadano presidente para constatar los avances en la construcción del tren maya, permite apreciar que busca dirigir la atención social hacia sus proyectos prioritarios.
Ojalá que en esta ocasión no se trate sólo de supervisiones aéreas, y el ciudadano presidente recorra el proyecto y lo más importante que dialogue con los habitantes de las poblaciones aledañas, quienes al momento aparecen como simples espectadores.
