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25 de noviembre de 2025 1:05 pm
EL CAMPO MEXICANO EN BANCARROTA

EL CAMPO MEXICANO EN BANCARROTA

·         Sin expectativas de que en corto plazo recupere productividad y precios en granos básicos

·         En el breve espacio de siete años, las áreas productivas de alimentos del sector primario (agricultura, ganadería, forestal, de pesca y agroindustrial), se han convertido en un desastre económico y social en todo el país

·         México está intranquilo por la creciente dependencia alimentaria, en particular de maíz, frijol, arroz y trigo, carne y leche; sin créditos convenientes ni transferencia de tecnología.

Por primera vez en muchos sexenios de gobiernos emanados de la llamada Revolución Mexicana, se han obtenido tan malos resultados en productividad alimentaria y en cosechas deficitarias, al grado de que la agricultura, la ganadería, la pesca y la industria derivada del sector primario, se encuentran en un “penoso grado de bancarrota”.

Los agravantes de este panorama en el sector productivo de alimentos y captación de divisas, derivan de una decisión del gobierno por suponer que es mejor importar volúmenes crecientes de granos básicos, como maíz, frijol, arroz y trigo, que producirlos en nuestro país. “Esto sólo ocasiona una mayor dependencia alimentaria del exterior y pobreza en el medio rural mexicano”, afirman.

“Para los productores mexicanos: menos apoyos institucionales y precios bajos en los sistemas de comercialización de las cosechas”, son las respuestas encubiertas de las autoridades del sector agro-alimentario.

Cada año el creciente número de productores del sector rural de nuestro país, protesta por la falta de apoyo, mientras que, en respuesta, el gobierno federal aprueba disminuciones al presupuesto para el campo y precios que no compensan los índices de inflación en diversos sectores de la economía nacional, de manera fundamental en los alimentos básicos.

Los datos sobre diferencias de recursos fiscales para el campo en el presupuesto federal, son evidentes: El Presupuesto de Egresos para 2026, fue fijado en 75 mil millones de pesos, lo que significa menos del uno por ciento del gasto público total.

Sin embargo, los programas sociales tendrán recursos fiscales por el orden de 987 mil millones de pesos. Esto equivale que el gobierno invertirá doce veces más en asistencialismo, que en apoyo del sistema alimentario del campo.

Estas enormes diferencias sociales, se implantaron durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, y va por el mismo sendero el periodo incipiente de la Presidenta Claudia Sheinbaum.

El campo mexicano fue fracturado en todos los esquemas de apoyo institucional, empezando por el financiamiento, infraestructura en manejo técnico de suelos y agua, apertura de caminos, control de avenidas hídricas durante las temporadas de lluvias y organización de productores por cultivos comerciales, como maíz, frijol, arroz y trigo; industriales, tales como café, cacao, azúcar, y una gama de hortalizas y frutales que ofrece la ecología mexicana en todos y cada uno de los estados y municipios.

La planeación del desarrollo productivo del campo mexicano en la actual administración, con toda la sabiduría que posea el señor Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, doctor Julio Berdegué Sacristán (perteneciente a una familia de excelentes economistas académicos en la UNAM, como los doctores Antonio Sacristán Colás y Emilio Sacristán Roy), no se había escuchado para nada que fuera un conocedor del campo mexicano, incluso después de haber ocupado la Subdirección General de la FAO desde la República de Chile hace pocos años.

El gobierno de AMLO prácticamente borró del mapa a todas las organizaciones de productores, hayan sido buenas, malas o peores. La actual Presidenta Sheinbaum, ha dado continuidad a las recomendaciones de López Obrador y, avanzado un periodo de 14 meses de su gestión, no existe un Plan Nacional para el Desarrollo del Campo de México.

Los dirigentes de las organizaciones sociales, no han salido del asombro de no contar con un sistema de precios de garantía. De igual manera, no tienen idea de cómo adquirir fertilizantes adecuados, en cantidades apropiadas y a precios accesibles, lo mismo que de semillas certificadas.

Los ganaderos padecen problemas fuertes en cuanto a programas sanitarios de las distintas especies. Los exportadores de ganado han visto afectada su economía, por la falta de acciones efectivas sanitarias, relacionadas con la presencia del Gusano Barrenador. En años anteriores exportaban hasta un millón de cabezas de ganado mayor.

Los agricultores por su parte, también temen la reinfestación de la Mosca del Mediterráneo, pues también dejaron de operar, igual que en el caso de Gusano Barrenador, las plantas reproductoras de Insectos Benéficos que operaban en el estado de Chiapas.

Los esquemas de crédito para el sector agroalimentario prácticamente desaparecieron del mapa rural, en la administración pasada. Unos porque sus directivos tuvieron la “ocurrencia de haberse sacado la lotería”, y otros por la falta de recuperación de los créditos al campo. La última fue la Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario, con igual suerte que las anteriores.

El organismo denominado FIRA, conjunto de Fideicomisos Instituidos con Relación al Desarrollo Rural, dependiente del Banco de México, tuvo éxito relativo en la recuperación de los créditos, pero no fue consistente con el manejo de las inversiones y la recuperación crediticia.

El manejo de los presupuestos, sobre todo para millones de productores del campo en determinado estado de pobreza, donde persiste la ignorancia, siempre llama la tentación de sus funcionarios, como fue el caso de SEGALMEX, que defraudó al menos 3,500 millones de pesos, sin que se haya responsabilizado de ello a su director general, Ignacio Ovalle Fernández.

La estructura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, no responde actualmente a las necesidades de los productores del campo. La administración pasada –y la presente va en el mismo tono—desmanteló la coordinación que se daba entre las instituciones educativas de agrónomos, especializados históricamente con la relación de educación científica agronómica, hidráulica y alimentaria.

En el campo en general, existen serios problemas para la comercialización de las cosechas, la distribución de insumos es muy irregular y la compra-venta de maquinaria se ha vuelto un grave problema, sobre todo para los pequeños productores privados y ejidatarios. Cada vez disminuye la mano de obra en el sector rural y hay que señalar que el gobierno y las instituciones, con todo y sus funcionarios, hacen caso omiso a la hora de que los campesinos pobres les señalan que “ya no hay animales de tiro, mulas, caballos y asnos, para el trabajo de las tierras”. “Sólo se encogen de hombros”, señalan campesinos.

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