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2 de agosto de 2025 11:15 am
Adán, la CIA y la narcopolítica

Adán, la CIA y la narcopolítica

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¿Adán Augusto López sabía de La Barredora? ¿Y el expresidente López Obrador también? ¿Fueron cómplices o indolentes? Ésas son las preguntas que rondan el caso que ha metido en contradicciones a Morena. Más que una ruptura entre sus personajes públicos, observamos una fisura en la narrativa oficialista que, quizá por primera vez y ya sin AMLO, ventila diferencias internas sobre cómo afrontar este expediente.

Son grietas que se abren con las revelaciones sobre el grupo criminal liderado por funcionarios en Tabasco, historia que confirmaría las acusaciones del gobierno de Estados Unidos de que aquí se protege al narco. Y, si bien, la campaña digital de la oposición en 2024 de “narcogobierno” pasó sin pena ni gloria, hoy ésta es retomada por las dirigencias del PRI y del PAN denunciando que La Barredora es patrón de un problema estructural.

En esta coyuntura, las respuestas a nuestras preguntas han entrado en disputa tanto adentro del partido-gobierno como entre éste y los contingentes críticos que vieron en la estrategia de los abrazos un pacto de facto.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha negado las presiones de Estados Unidos respecto a la entrega de presuntos narcopolíticos a cambio de liberar aranceles y, en el caso de Adán Augusto López Hernández, ha dicho que no está bajo sospecha.

Pero también ha reiterado la mandataria que la investigación de La Barredora y su jefe, el exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, está en curso y que no habrá impunidad para nadie.

En el Senado, Morena cerró filas acríticas en torno a su coordinador, alegando ridículamente que las acusaciones contra Adán Augusto eran “nado sincronizado” de la oposición.

Huérfanos de claridad, los congresistas del oficialismo siguen paralizados ante la realidad de que Bermúdez Requena fue secretario por designación de López Hernández y que la imputación de los nexos criminales provino del gobernador morenista Javier May; nada dicen de la investigación de la FGR, sobre la supuesta búsqueda del prófugo por la Interpol, sus negocios ilícitos y los que hizo en Dos Bocas y el Tren Maya.

Los morenistas han evitado que la prensa se le acerque a Adán Augusto, impidiendo el debate sobre La Barredora en la Comisión Permanente, a tres semanas del destape de la cloaca.

La actitud de Gerardo Fernández Noroña, quien conduce esas sesiones por ser presidente del Senado, es contraria a la de los morenistas que tienen la responsabilidad de la propaganda 4T. Porque el reclamo a Adán Augusto por no replegarse y por dañar la prédica del no mentir, no robar y no traicionar provino esta semana de Epigmenio Ibarra y de los moneros de El Chamuco, personajes clave en el fortalecimiento de la narrativa oficial.

En ese programa de Canal 22, Rafael BarajasEl FisgónJosé Hernández y Rafael PinedaRapé, se lanzaron contra el exsecretario de Gobernación, hermano del alma del expresidente, según sus palabras. El ideólogo Barajas rechazó que los consejeros de Morena hayan arropado el 20 de julio a Adán Augusto, aclaración que secundó Ibarra al cuestionar el manejo que la prensa hizo de los aislados apoyos, dijeron. Además del periodista, asistió la politóloga Blanca Heredia, quien en medio de caricaturas contra el tabasqueño que ilustraban la transmisión, sostuvo que no le parecía buena idea negar que el crimen organizado creció, desde sexenios atrás, solapado por la clase política.

“Y el problema para Morena y más allá de Morena, para el país, dado que nos tiene puestos en la mira Trump, con este tema precisamente, es que Adán Augusto ya no nada más es un problema para Morena o para la Presidenta, es un problema para todos los mexicanos. Porque nos coloca en una posición de vulnerabilidad que no me parece que sea correcta que tengamos. Él tiene que asumir completa esa responsabilidad y esa vulnerabilidad”, aconsejó la destacada académica. Epigmenio Ibarra comentó con contundencia: “Eso, eso va a suceder”.

“Vamos a ver, vamos a ver Epigmenio”, dudó Heredia.

“Eso va a suceder”, le prometió Ibarra.

“Vamos a ver”, repitió la politóloga.

El exitoso productor de series, cercano a AMLO y a la presidenta Sheinbaum, argumentó que Adán Augusto y su relación con Bermúdez no debía compararse con la de Felipe Calderón y su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, llamándolo “hombre de la DEA y de la CIA”. Y perfiló: “Si Adán Augusto no sabía, pues no fue un buen gobernante y no cumplió con el compromiso de supervisar las acciones de sus supervisados. Sí sabía y no hizo nada, es cómplice y debe pagar. Pero eso no anula el impulso de la Cuarta Transformación ni contamina al partido.

“La CIA está operando para destruir a este movimiento, porque no le conviene a la derecha en el mundo la existencia de la Cuarta Transformación, porque es ejemplo a seguir, victorioso”.

Se refería Epigmenio Ibarra a la narrativa de la narcopolítica que, enfatizó, la derecha mexicana repite y a la que, pidió, no deben hacerle el juego. Pero, a juzgar por las previsiones del estratega de comunicación, la renuncia del coordinador de los senadores de Morena sucederá.

Irónicamente esa separación fue solicitada por el dirigente del PRI, el senador Alejandro Moreno, en quien el oficialismo busca colocar los reflectores de la distracción. Aunque, como signo de las fisuras narrativas que Morena afronta queda la caricatura La justa medianía que este jueves circuló el monero Hernández con Andrés López BeltránMario Delgado y Ricardo Monreal bajo los nombres de los países que visitaron (Japón, Portugal y España) y la frase emblemática de AMLO de “primero los pobres” cambiada por aquella del Grupo Atlacomulco: “un político pobre es un pobre político”.

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