Por Luis Sunderland Méndez….
Las sociedades que habitan en las principales urbes en el mundo -las mexicanas no son la excepción-, viven un proceso de deshumanización alarmante; la pérdida de empatía con el sufrimiento y dolor ajenos es creciente, la violencia está desbordada en todos lados y en forma tal, que la mayoría de la gente no alcanza a procesar los efectos devastadores de los conflictos armados en Europa, en el Medio Oriente o en África.
Al ciudadano del mundo, ya no le impacta que en la Franja de Gaza, literalmente se están muriendo de hambre miles de palestinos, que los terroristas de Hamas, se nieguen a liberar a los rehenes secuestrados el 7 de octubre del 2023, de los cuales ya han regresado a algunos vivos, otros solo sus restos.
Por este brutal hecho, se desencadenó una terrible reacción de Israel que ha ocasionado varios miles de palestinos e israelitas muertos.
En Ucrania, los rusos han asesinado a miles de personas en su ilegal invasión a ese país que tiene una estratégica posición geográfica y que une a Europa con Asia.
El continente africano está ardiendo en Somalia, República Democrática del Congo, Mali, Nigeria, República Centroafricana y Etiopía, y todos los días aumenta el número de víctimas en forma alarmante.
En el caso de México, la sangría de todos los días del crimen organizado. Se puede decir que la sociedad mundial ya se acostumbró a vivir en medio de la barbarie ocasionada por el deseo de la supremacía de unos sobre otros, y la gente vive su vida y ni voltea a ver esas pesadillas en las que viven millones de seres humanos, hasta que le toque vivir algo en carne propia.
Por eso aquí, la violencia en la que vivimos en la actualidad, ya no molesta a muchos, incluyendo a las autoridades que deberían estar alarmadas y combatiéndola para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, y hacer de este país, un lugar donde se pueda vivir en tranquila y en paz.
Solo con ver las increíbles conferencias de prensa de la gobernadora zacatecana de Veracruz, Rocío Nahle, quien primero dice que la maestra y taxista Irma Hernández Cruz murió como resultado de haber sido levantada por miembros de la mafia veracruzana. Aunque fue obligada a declarar en medio de sicarios armados hasta los dientes, puesta de rodillas y sometida a tal humillación, esa no fue la causa de su deceso, sino un paro cardiaco.
Como si no hubiera sido la razón directa de lo que acababa de padecer con los sicarios. En una segunda conferencia, Nahle añadió que la mujer había sido violentada y golpeada, pero que la causa de su fallecimiento, era un infarto masivo y no contenta con esto, calificó de “miserables”, ¿a quiénes creen?, ¿a los sicarios?, no, a los medios de comunicación que le señalaron su falta de empatía con la maestra Hernández.
Mientras tanto, aquí en Palacio Nacional, la presidente Sheinbaum mostró una vez más el cobre, tampoco se solidarizó con la ultimada, sino con la gobernadora veracruzana. No cabe duda, cuando Sheinbaum expresó en su toma de mando que con ella, habían llegado todas, se refería exclusivamente a sus figuras femeninas favoritas del oficialismo moreno y no a todas las mexicanas.
Por otro lado, Trump parece ser que le da la oportunidad (o se pusieron de acuerdo los dos) a la presidente mexicana de enmendar la plana y tomar medidas contra los que ya ella sabe que las autoridades judiciales estadounidenses quieren y le da 90 días para que lo haga, por lo pronto, la amenaza de los aranceles se congela y solo tenemos el 25% en los automóviles y el 50% en el acero, aluminio y cobre.
