Por: Fernando Moctezuma Ojeda – @FerMoctezumaO
La primera incursión internacional de Claudia Sheinbaum como presidenta de México, con destino a la cumbre del G7 en Canadá, se presenta envuelta en una retórica que, si bien es ambiciosa, no deja de generar un escepticismo. La mandataria ha declarado que el eje central de su participación será la paz, una bandera que, según sus propias palabras, «hoy más que nunca se tiene que poner sobre la mesa». Sin embargo, la misma Sheinbaum reconoce que este no es «normalmente el tema en estas reuniones», lo que inmediatamente nos obliga a cuestionar la viabilidad y el impacto real de tal enfoque en un foro dominado por las potencias económicas y sus agendas geopolíticas.
La insistencia en la paz, en un contexto de tensiones globales como el reciente ataque de Israel a Irán, es, en principio, loable. México, históricamente, ha abogado por la no intervención y la resolución pacífica de conflictos. Pero, ¿es el G7 el escenario idóneo para una cruzada por la paz global, o es esta una declaración de principios más orientada al consumo interno que a una estrategia diplomática concreta? La mención de la paz en el mismo aliento que un llamado a la «movilización pacífica» de migrantes mexicanos en Estados Unidos –en vísperas de protestas contra redadas antimigrantes–, aunque aparentemente coherente, podría interpretarse también como un intento de vincular agendas dispares bajo un paraguas retórico amplio, diluyendo quizás la contundencia de cada una.
Más allá de la noble, pero difusa, búsqueda de la paz, la atención se centra inevitablemente en la esperada reunión bilateral con Donald Trump. Aunque aún no del todo confirmada, la expectativa de este encuentro domina la narrativa. Sheinbaum ha adelantado que los temas a tratar serán los ya conocidos: el fortalecimiento de la relación comercial, la defensa de los migrantes mexicanos y la eliminación de aranceles. La presidenta electa ha enfatizado la conveniencia mutua de no tener problemas comerciales y de competir juntos en la economía global.
Aquí es donde el tono crítico se acentúa. Si bien la continuidad en la relación bilateral es fundamental, cabe preguntarse qué novedad o profundidad puede aportar este primer encuentro más allá de la ratificación de lo ya conversado telefónicamente. La afirmación de que los datos sobre la frontera son una muestra de que «trabajando juntos hay buenos resultados» parece simplificar una realidad compleja y dolorosa, donde la migración sigue siendo un desafío humanitario y político de primer orden. La defensa de los mexicanos en Estados Unidos es una obligación, pero la forma en que se abordará con una figura como Trump, conocida por su retórica antiinmigrante, será la verdadera prueba de fuego.
En suma, el primer viaje internacional de Claudia Sheinbaum al G7 se perfila como un ejercicio de equilibrio entre la reafirmación de principios diplomáticos tradicionales de México y la pragmática necesidad de consolidar la relación con su vecino del norte. La bandera de la paz, aunque resonante, difícilmente disipará las dudas sobre su impacto real en un foro de esta envergadura. La agenda bilateral con Estados Unidos, por su parte, parece más una declaración de intenciones ya conocidas que el anuncio de un giro estratégico. La objetividad nos obliga a esperar los resultados, pero la incredulidad se cierne sobre la capacidad de este primer periplo para trascender la mera formalidad y sentar las bases de una diplomacia verdaderamente transformadora.
APUNTES CLAVE:
ATOYAC: El Gobierno de Puebla y la CONAGUA iniciaron acciones para rescatar el nacimiento del Río Atoyac, en Santa Cruz Otlatla, Tlahuapan. Se invertirán 135 millones de pesos en una primera etapa para limpiar el cauce, construir colectores y plantas de tratamiento. La cuenca abarca 70 municipios entre Puebla y Tlaxcala, y se han detectado más de 2 mil descargas contaminantes. // REMESAS: Ante el nuevo impuesto del 3.5% a las remesas en Estados Unidos, la diputada Fuensanta Guerrero pidió que la CNBV coordine con los bancos en México para reducir comisiones y proteger a las familias que dependen de estos recursos. Las remesas representan una parte clave del ingreso nacional.
