Elon Musk, el hombre de Tesla, SpaceX y exlíder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), no se guardó nada. En una entrevista con CBS, el magnate calificó el nuevo proyecto de ley de Trump como un retroceso en los esfuerzos por sanear las finanzas públicas.
“Me decepcionó ver este enorme proyecto de gasto, que en realidad aumenta el déficit presupuestario, no lo reduce”, dijo Musk, con un tono más político que de costumbre, en una entrevista difundida por CBS.
Lo irónico, según él, es que esta iniciativa bautizada por Trump como “gran y hermosa” terminaría por desequilibrar aún más las cuentas del gobierno.
“Un proyecto puede ser grande o puede ser hermoso, pero no sé si puede ser ambas cosas”, añadió Musk, dejando en claro que hablaba a título personal.
El Comité para un Presupuesto Federal Responsable, un ente no partidista, calcula que el proyecto agregaría unos $3,3 billones a la deuda federal en la próxima década.
Y si el Congreso decide extender algunas provisiones temporales, el golpe podría llegar a los $5,2 billones. Nada menor para una iniciativa que Trump promocionó como “la legislación más importante jamás firmada”.
¿Qué trae el proyecto de ley?
Entre sus puntos clave, la ley propone eliminar impuestos sobre propinas y pagos por horas extra, además de aumentar el presupuesto para la seguridad en la frontera.
Pero, como advirtió Musk, estos beneficios a corto plazo se traducen en una montaña de deuda a largo plazo, lo que para él contradice los principios de eficiencia gubernamental que intentó impulsar desde DOGE.
Aunque Musk fue uno de los principales financiadores de Trump en las elecciones pasadas —aportando más de $200 millones—, parece que su luna de miel con la política va llegando a su fin.
El proyecto de ley ya superó el difícil filtro de la Cámara de Representantes, con apenas un voto de diferencia: 215 a favor y 214 en contra. Todos los demócratas y dos republicanos lo rechazaron, pero Trump celebró la victoria en su red Truth Social. Ahora, el documento pasará al Senado, donde el panorama tampoco es sencillo.
Musk, por su parte, anunció que reducirá su participación en el gobierno para centrarse más en Tesla. Pero su voz sigue pesando, especialmente cuando se trata de temas fiscales.
Y con su última crítica, quedó claro que no todo lo que aprueba Trump tiene el sello de aprobación del empresario más influyente del planeta.
