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24 de abril de 2025 9:40 pm
El Futuro es Ahora: Un Pacto Urgente por la Juventud Mexicana

El Futuro es Ahora: Un Pacto Urgente por la Juventud Mexicana

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Por Victor Hugo Celaya Celaya…

vhcc.substack.com

Desde muy joven, en mi Sonora natal, encontré un sentido profundo de compromiso con mi entorno, primero como dirigente estudiantil universitario y, posteriormente, como dirigente juvenil partidista. En aquellos años formativos, me impulsó una profunda motivación: la idea de construir una sociedad más justa, una donde las oportunidades reales de educación, empleo y participación fueran accesibles para todos, sin distinción.

Esa convicción temprana me llevó a emprender acciones concretas. Recuerdo con claridad la lucha por conseguir becas para prácticas profesionales destinadas a compañeros estudiantes de economía y comercio, tanto nacionales como extranjeros, buscando abrirles puertas en empresas privadas de mi estado. Igualmente viva está en mi memoria la iniciativa de promover y encabezar la demanda de cientos de jóvenes bachilleres sonorenses por contar con un Instituto Tecnológico Regional Fronterizo en el norte del estado. Aquella fue una iniciativa y una acción que, gracias al respaldo presidencial y del gobierno federal de entonces, no solo se materializó, sino que ha trascendido a lo largo de varias décadas, ofreciendo espacios vitales de formación científica y tecnológica a incontables jóvenes de Sonora e incluso de otros estados fronterizos.

Esta misma vocación de servicio me ha acompañado a lo largo de mi vida, en los distintos cargos públicos que he tenido la oportunidad de desempeñar, ya fueron de representación política o de responsabilidad administrativa. En cada encomienda, procuró defender los intereses y las causas más vitales de nuestra juventud. Hoy, esa misma inquietud que me movía de joven sigue viva en mí, reafirmando una certeza fundamental: nuestro futuro nuestro y destino colectivo residen, inequívocamente, en las manos, las mentes y los corazones de las nuevas generaciones.

Esa convicción que me movió en Sonora sigue intacta hoy, quizás con mayor urgencia al constatar que México cuenta con una fuerza vital de aproximadamente 31 millones de jóvenes entre 15 y 29 años, representando casi una cuarta parte de nuestra población total (INEGI, 2024). Ellos no son solo el futuro; son un presente vibrante que demanda atención nuestra y acción inmediata. De ahí la urgencia impostergable de pensar, planear y actuar con empatía genuina hacia su mentalidad, sus sentimientos, sus expectativas y sus aspiraciones. Es crucial impulsar a los jóvenes con responsabilidad, reconociéndolos como parte esencial de nuestros esfuerzos en todos los sectores de la sociedad. Hoy, más que nunca, se necesita un verdadero cambio estructural en las instituciones y en las políticas públicas, en todos los órdenes y niveles, que coloque a los jóvenes en el centro de las decisiones que afectan directamente sus vidas y el porvenir de sus comunidades.

Vivimos tiempos definidos por una juventud cada vez más informada, conectada y consciente de los complejos desafíos que enfrentamos como país. Baste decir que, en 2023, un asombroso 96.7% de los jóvenes entre 18 y 24 años eran usuarios de internet (INEGI, ENDUTIH 2023), una herramienta que alimenta su conciencia global pero también su impaciencia por respuestas y soluciones tangibles. Ellos no solo esperan respuestas de los gobiernos o los partidos —entidades de interés público que siguen siendo claves en nuestra vida democrática, como lo establece la Constitución—, sino también de los sectores privado, económico, académico y de cada vez más influyente ecosistema tecnológico y de inteligencia artificial que permea ya todas las expresiones de nuestra vida diaria.

Nuestros jóvenes anhelan soluciones concretas y respuestas claras a sus demandas. Buscan, sobre todo, más espacios de participación efectiva , donde no solo se les escuche, sino que se les involucre activamente en el desarrollo de proyectos que responden a sus aspiraciones de bienestar, innovación y justicia social. Esta juventud no solo espera discursos; exige resultados palpables frente a una realidad que a menudo les resulta precaria. No podemos ignorar que, a pesar de una alta participación económica (más de la mitad de los jóvenes de 15 a 29 años son jóvenes económicamente activos), muchos enfrentan condiciones difíciles: cerca del 60% laboraba en la informalidad en 2022 (INEGI, ENOE), y según datos del mismo año, más de un tercio de los entre 18 y 29 años vivían en situación de pobreza (CONEVAL, 2022). Su impaciencia está profundamente anclada en una necesidad real de oportunidades dignas y efectivas, y en la frustración de sentirse a menudo al margen de las decisiones que marcan su rumbo.

Por todo ello, consideramos sumamente oportuno y necesario promover un amplio Pacto Ciudadano Intersectorial por la Juventud . Imagino una alianza estratégica y comprometida entre instituciones públicas y políticas, el sector privado, el ámbito académico y el sector tecnológico, articulada tanto a nivel nacional como estatal y regional. Este pacto debería centrarse en acciones concretas y medibles, cuentos como:

  1. Incluir a los jóvenes en los consejos de toma de decisiones comunitarias y regionales. No como meros espectadores o cuotas simbólicas, sino como actores clave en la planeación, el seguimiento y la evaluación de políticas públicas y proyectos privados con impacto comunitario.
  2. Impulsar decididamente el emprendimiento y la innovación juvenil. Esto requiere fondos semilla accesibles, programas robustos de mentoría y plataformas efectivas de escalamiento regional, con un enfoque especial en apoyar iniciativas provenientes de zonas marginadas y de alta migración, donde el talento a menudo carece de oportunidades.
  3. Crear una red nacional de formación política y ciudadana para jóvenes. Con el respaldo transversal de instituciones públicas y privadas, esta red debe fortalecer su liderazgo social y ético, anclado en los valores de la libertad democrática y la responsabilidad cívica.
  4. Establecer un programa nacional ambicioso de prácticas profesionales y vinculación laboral. Este programa debe conectar de manera efectiva al sector productivo con estudiantes de nivel medio superior y superior, ofreciendo experiencia real y relevante, incluyendo las áreas tecnológicas y del conocimiento emergente que definirán el futuro del trabajo.
  5. Fortalecer y amplificar los espacios de expresión juvenil en medios digitales y redes sociales. Debemos asegurar que las ideas, propuestas y críticas constructivas de los jóvenes lleguen a las instituciones sin filtros ni intermediarios innecesarios, aprovechando los canales donde su voz ya resuena con fuerza.
  6. Impulsar más y mejores programas de apoyo integral a emprendedores ya micro, pequeños y medianos empresarios jóvenes. Este apoyo debe abarcar desde su preparación académica, técnica y profesional, hasta su capacitación laboral específica y el acompañamiento en el inicio y consolidación de sus actividades profesionales y empresariales.

Ha llegado el momento de abandonar la retórica complaciente y sumarnos a un esfuerzo colectivo, genuino y sostenido, para construir un nuevo contrato social con nuestra juventud. Una sociedad que verdaderamente escucha, incluye y valora a sus jóvenes no solo les hace justicia, sino que invierte activamente en su propio futuro. Es una sociedad que se asegura de tener un porvenir próspero y vibrante.

Hoy más que nunca, necesitamos su energía inagotable, su creatividad disruptiva y su mirada crítica para renovar nuestras estructuras y encontrar soluciones innovadoras a los viejos y nuevos problemas. Y ellos, a su vez, necesitan con urgencia instituciones, espacios de participación y plataformas de desarrollo individual y colectivo que estén, por fin, a la altura de sus sueños y de su enorme potencial. Construir ese puente es la tarea más importante de nuestro tiempo.

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