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19 de abril de 2025 5:38 am
INTERÉS DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL EN EL LABORATORIO DE PROSPECCIÓN ARQUELÓGICA DE LA UNAM

INTERÉS DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL EN EL LABORATORIO DE PROSPECCIÓN ARQUELÓGICA DE LA UNAM

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·        Ha participado en proyectos de Colombia, Bolivia, Chile, España, Turquía, Israel y en Omán, informó Agustín Ortiz Butrón

·        En México destacan sus hallazgos en diversos estados

El Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM conformado por los doctores Luis Barba Pingarrón, Jorge Blancas Vázquez y Agustín Ortiz Butrón, compite a nivel mundial y destaca en Latinoamérica, al emplear técnicas geofísicas y químicas, así como tecnología de punta, para obtener datos e interpretar las características de sitios históricos y arqueológicos antes de su excavación.

Sus integrantes son invitados a colaborar en proyectos en países como Colombia, Bolivia, Chile, España, Turquía e Israel (en este último, por ejemplo, con la Universidad Anáhuac descubrieron enterrada parte de la ciudad de Magdala junto a una sinagoga del siglo I).

También en Sohar, Sultanato de Omán, con investigadores de las universidades de Southampton y de Durham actualmente se estudia un poblado árabe enterrado del siglo VIII, en el que se trabajaba con hornos para la fundición de vidrio y metal.

Agustín Ortíz explicó que una excavación arqueológica es costosa. Por ello, se requieren equipos que hagan visible lo que está debajo de la superficie. Al igual que los estudios de imagenología son de gran utilidad para diagnosticar y diseñar una estrategia antes de la intervención quirúrgica, la prospección utiliza recursos como imágenes satelitales, técnicas geofísicas y químicas para localizar y estudiar los sitios arqueológicos antes de su excavación.

De acuerdo con las propiedades de lo que está debajo del suelo, se pueden utilizar diferentes equipos geofísicos; los de gradiente magnético detectan dos propiedades: la susceptibilidad magnética de los materiales enterrados, por ejemplo la roca volcánica; y el magnetismo termorremanente para estructuras que produjeron altas temperaturas, como hornos o lugares incendiados.

Con la técnica de resistividad se insertan electrodos en el terreno, inyectando corriente eléctrica al subsuelo y si esta choca con “algo” se obtienen altos valores que podrían estar denotando la presencia de muros o esculturas.

Los expertos también utilizan el georradar que envía ondas electromagnéticas al terreno desde una antena que avanza lentamente; dichos impulsos regresan a un aparato receptor que los convierte en imagen (radargrama), y “entonces se pueden ver las anomalías de lo que hay debajo en tiempo real”: tumbas, muros, etcétera.

Los datos producidos por cualquiera de las técnicas aplicadas se representan en forma de mapas, perfiles o imágenes 3D que indican la profundidad y posición en la que se encuentran los restos. Con dicha información se toman decisiones sobre si se excava o no, y saber en qué lugar y a qué profundidad hay que hacerlo. Recientemente se han reconstruido digitalmente estructuras sin necesidad de excavarlas, “aunque claro, la parte cronológica solo la aportará la excavación”.

Excavación paleontológica

Las técnicas mencionadas normalmente son empleadas en la arqueología. Pero en el Laboratorio también se han atendido casos paleontológicos, como el de los mamuts en Santa Ana Tlacotenco, en la alcaldía Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México; o los encontrados durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), de la especie Mammuthus columbi, que llegaban a medir casi cinco metros de alto y sus defensas (mal llamadas “colmillos”) alrededor de cuatro metros de largo.

El primero, enterrado bajo capas de ceniza, resultó muy antiguo: 18 mil 460 años, de acuerdo con el fechamiento realizado por AMS (espectrometría de masas con aceleradores), a uno de los molares del proboscideo.

Mediante un proyecto interinstitucional entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la UNAM y con la ayuda de técnicas geofísicas, se detectó la masividad de sus huesos, corroborando que el cuerpo completo del mamut aún se hallaba enterrado; y así, con aprobación del Consejo de Arqueología del INAH y apoyo de la entonces delegación Milpa Alta, se realizó el proyecto de excavación.

Asimismo, el Laboratorio ha colaborado mediante el uso de técnicas geofísicas para la búsqueda de restos paleontológicos en el trazo del Tren Suburbano que irá de la Ciudad de México al AIFA, en colaboración con un grupo de expertos del INAH y de la UNAM, con la museografía y cédulas informativas del Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinamétzin.

El Laboratorio de Prospección Arqueológica ha recibido numerosos estudiantes de diversas partes del mundo, quienes se han capacitado en sus instalaciones, tanto en técnicas geofísicas como químicas.

Además de los trabajos internacionales se han realizado estudios geofísicos y químicos en casi todo el país: Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Jalisco, Michoacán, Hidalgo, Estado de México, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tlaxcala, Veracruz, Tabasco, Baja California, Ciudad de México, Morelos y Puebla, durante más de 40 años.

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